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Analistas 21/07/2022

Pensar y actuar juntos

Eric Tremolada
Dr. En Derecho Internacional y relaciones Int.

Académicos y analistas suelen debatir sobre el rol que tienen los Estados y las instituciones supranacionales y/o intergubernamentales en los procesos de integración de las naciones latinoamericanas. En la región es fácil afirmar que son los Estados el principal “motor” de la integración regional. Por el contrario, en Europa más que los Estados, los liderazgos en los países han sido los principales impulsores y responsables del curso, del ritmo y sus alcances.

En la posguerra, la necesaria mediación entre Alemania y Francia para cristalizar la integración europea se la deben al primer ministro italiano Alcide de Gasperi. Jean Monnet y Robert Schuman, político y ministro franceses, fueron los arquitectos del proyecto. Konrad Adenauer, canciller alemán, defendió e impulsó a la Comunidad Europea del Carbón y del Acero “el carbón y el acero han desempeñado un papel destructivo (…) esperemos que ahora el carbón y el acero sirvan de nexo de unión para pensar y actuar juntos”. El político neerlandés Johan Willem Beyen convenció con su plan de una plena cooperación para desarrollar la unión aduanera. Joseph Bech, ministro luxemburgués, lideró la Conferencia de Mesina que superó la primera gran crisis y se tradujo en la constitución de la Comunidad Económica Europea. Paul-Henri Spaak, ministro belga persuadió a los países a suscribir tratados vinculantes como la forma más eficaz de garantizar la paz y la estabilidad.

No solo se trató de liderazgos en la génesis de las Comunidades Europeas, François Mitterrand y Helmut Kohl promovieron la adhesión de España y Portugal, y defendieron una integración más profunda que se perfeccionó con el Acta Única Europea (1986), que sentó las bases del mercado único. Los mismos, en 1992, consolidaron el mercado único, lideraron la firma del Tratado de la Unión Europea cimentando la organización que conocemos: ciudadanía europea, libre circulación de personas, política exterior y de seguridad común, estrecha cooperación en asuntos de justicia e interior y reglas y criterios de corvengencia para la zona euro. El eje de liderazgo franco-alemán con Jacques Chirac y Gerhard Schröder vuelve a ser decisivo en la ampliación al centro y este de Europa, y la excanciller alemana Ángela Merkel condujo la superación de la crisis institucional y económica.

Independientemente de cuál sea el principal motor de la integración, los liderazgos, ambiciosos o tímidos, no solo no son irrelevantes, sino que pueden coadyuvar para superar crisis y avanzar, o como sucede en nuestra región de exacerbado presidencialismo, el determinante de la paralización.

El cambio de gobierno en Colombia es una oportunidad para abandonar el regionalismo instrumental y liderar procesos reales y profundos. Por ahora tres ideas: En el marco de la Alianza del Pacífico, para avanzar y tener doliente, institucionalizarla; en la CAN apostarle a la logística funcional (carreteras, puertos y aeropuertos que otorguen versatilidad) y fortalecer las Pyme exportadoras con transferencias de conocimiento y financiación; y frente al Proyecto Mesoamérica, relacionándolo con el Caricom, liderar una política migratoria y un acuerdo entre los Estados que garanticen la explotación de recursos en el Caribe de manera sostenible y en común, atendiendo la geografía humana y no la física que nos tiene en litigio con Nicaragua.

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