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Analistas 19/02/2013

Por el Tayrona, más participación y más compensación

Eduardo Verano de la Rosa
Gobernador del Atlántico
La República Más
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La polémica suscitada por el otorgamiento de la licencia de dos proyectos hoteleros exclusivos en el Parque Natural Tayrona: Ciruelos y Arrecifes develó la necesidad de estudiar, a fondo, si tales construcciones ponían en riesgo el ecosistema de la zona. La licencia había sido otorgada en 2009, pero fue suspendida por la ejecución de supuestas obras no autorizadas.

 
La comunidad samaria ha pedido, en repetidas ocasiones, participar, de manera organizada, en la discusión de este proceso. 
 
Los samarios consideran su Parque Natural como el más emblemático de la región Caribe, al que le tienen un enorme cariño porque han crecido a orillas de sus hermosas bahías como Neguanje, Bahía Concha y Taganga, por eso anhelan un Parque libre de las basuras y plásticos que dejan los cientos de miles de turistas en las zonas de camping. 
 
No obstante, se enfrentan a la encrucijada de tener poco espacio para desarrollar proyectos que generen empleo.  Sienten que la ciudad esta ‘estrangulada’, ‘asfixiada’ por las imponentes riquezas naturales que la rodean como la Sierra Nevada, el Mar Caribe, el Parque Tayrona, la Ciénaga Grande y el Parque Salamanca.
 
El Parque Tayrona ocupa el 50% del territorio del Distrito de Santa Marta y representa el 50% de su zona costera; protege el 70% del bosque tropical seco que hay en la Sierra Nevada y es el hábitat del mono titi cabeciblanco y del marsupial, que hacen parte de la lista de las especies más protegidas.
 
De los bosques tropicales secos quedan menos de 1.200 kilómetros cuadrados, de los cuales 8.000 hectáreas están en el Tayrona, hecho que lo hace supremamente valioso para la protección de un ecosistema que la comunidad internacional cuidará a como dé lugar.
 
Los planes de manejo ambiental requieren de consulta previa a las comunidades indígenas que están dispuestas a un diálogo intercultural que permita exponer el uso de un derecho ancestral que identifique, delimite y demarque sus sitios sagrados. 
 
Los samarios son conscientes de que el mundo vira hacia un ecoturismo especializado. En ese contexto, saben que Santa Marta juega un papel importante por todas las riquezas que le rodean. 
 
Por su parte, las autoridades ambientales están promoviendo una resolución que aplica el documento Conpes 3296 que traza los lineamientos de cómo deben ser manejados los parques mediante alianzas público- privadas que incluye un Plan de Manejo y un Plan de Construcción que realmente respete las zonas de protección ecológicas. 
 
Esta resolución reglamentará la construcción de los proyectos ecoturísticos al utilizar las zonas de amortización aledañas a los parques. Los samarios, por el contrario, creen necesario utilizar, además, las zonas de los parques que están permitidas por los lineamientos del Desarrollo Sostenible, eso sí, cumpliendo con las normas de protección. En consecuencia, hay que tener estudios científicos para medir el verdadero impacto de los proyectos ecoturísticos en los parques.
 
En este caso, lo que corresponde es permitir la participación de los samarios en las discusiones, de manera oficial, a través de la vía institucional, que haya un Plan de Ordenamiento Territorial y reglas claras que protejan y preserven el medio ambiente en los cuatro parques que rodean Santa Marta.
 
Los proyectos deben cumplir las especificaciones internacionales exigidas para preservar los bosques tropicales secos. Esta tarea que, a todas luces no es fácil,  es el único camino que nos queda para hacer de Santa Marta un emporio del ecoturismo a nivel internacional.
 
Por ultimo, es necesario pensar cómo compensar los municipios que deben sacar de su actividad económica zonas protegidas para el bien de la humanidad. Lo justo es que si no las pueden utilizar, reciban una compensación.

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