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Analistas 03/02/2024

El dilema del desayuno

La República Más

Cuando se tiene una vida frenética, muy agitada, llena de estrés, se vive sola, muchas veces no hay tiempo para mercar y el desayuno termina siempre “embolatado”, es lo primero que se sacrifica. Quisiera pensar que no soy la única que en cada amanecer se enfrenta al dilema mañanero: ¿qué como?

Preparar algo con anticipación, comprar lo primero que se atraviesa cuando el hambre llega, o simplemente me resigno, saltármelo y esperar el almuerzo. Si les soy completamente honesta, los sábados y los domingos son los únicos dos días de la semana en que realmente tengo tiempo para pensar, preparar y disfrutar la primera comida del día, sin ningún tipo de afanes. ¡Tengo todo el tiempo!

Si usted es un mañanero como yo (defínase como una persona que sale de su casa antes de las 6 de la mañana), por favor explíqueme cómo hace para que en medio del sueño, de la corredera, de esa rutina contra reloj por llegar a tiempo al trabajo, le alcance el tiempo para mitigar el hambre y logre prepararse algo. ¡Alabado sea el café que resuelve siempre ese impasse!

He tenido épocas en las que he sido más organizada, que pido o hago mercado con tiempo, que pienso en opciones saludables para llevar, e incluso las he dejado desde la noche anterior preparadas, pero esa gasolina, ese juicio no me ha durado. El desayuno se ha convertido en mi ritual más inconstante y sé que es muy dañino no comer bien en las primeras horas de la mañana.

Dicen algunos expertos en nutrición que el desayuno es la comida más importante del día, pero igual que sucede con los abogados, para cada concepto, existe su argumento contrario y nos cargamos de debates en los que nadie tiene la razón, o todos. También hay quienes aseguran que hacer ayuno intermitente, que en ocasiones implica saltarse la primera comida de la mañana, es la opción más beneficiosa para la salud. Yo me quedo con que hay que escuchar al cuerpo, conocerse, saber que no hay una ley universal, para tomar decisiones y saber qué rutinas y hábitos nos funcionan mejor.

En mi caso, dejar todo para última hora, en materia del desayuno, no me está ayudando. Salgo de mi programa de radio a las 10 de la mañana reventada del hambre y llena de café y agua; el gran objetivo es mejorar esa situación. Mi mantra es: “dame soluciones, no problemas”, resolvamos esto de una vez por todas y pongámonos manos a la obra a quitarnos de encima ese karma de mala energía. Empecemos por un listado de desayunos fáciles y saludables de hacer que podemos llevar al trabajo. Avena, smoothie, sánduche, yogur griego con nueces y arándanos. Funcionan muy bien. Uno o dos huevos serían la mejor opción, pero el olor no es amigable en el trabajo.

El desayuno sigue siendo la comida más importante y cada vez más se posesiona como tal, entonces manos a la obra, pongámonos pilas a llevarlo a la cima de las soluciones. Además, el desayuno es algo con uno mismo, en soledad muchas veces; el almuerzo y la comida al anochecer son eventos que los asocio con compañía. Clave: ¡el reto de la buena comida para comenzar febrero!

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