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Analistas 01/04/2023

De espaldas a la realidad

Diego Gómez
PhD, Director ECSIM

Hay una sociedad que es ignorada, una realidad social que no es entendida y un drama diario que se agravará con la reforma laboral que quiere hacer este gobierno. Hay 12,8 millones de informales, son 57,9% de los trabajadores, en las zonas rurales es 85,5% (Dane, 2023). Hay 2,57 millones de desempleados. Solo 63% de los trabajadores formales tienen contrato escrito de trabajo. El gran problema a resolver es la precariedad del trabajo, el por qué no generamos trabajos de calidad y con niveles adecuados de productividad. La reforma agravará todos estos problemas.

La estructura económica es insuficiente para generar el bienestar que requerimos, y ligado a ello está la calidad del trabajo. La reforma que se pretende va en otra vía distinta a atender esta realidad y pretende mejorar las condiciones de quienes tienen contratos laborales, lo que agravará las posibilidades para 74% de la población que no tienen contratos laborales. Si hoy tenemos barreras para la contratación formal, la reforma lo que hará será aumentarlas.

El problema fundamental es que se parte de una concepción herrada de la economía, de la sociedad y del empresario. Se ancla en una visión del siglo XIX que ve al empresario como un explotador y al trabajador como un explotado. Esta visión fue superada con una concepción de la sociedad como un sistema abierto y adaptativo (Popper, “la sociedad abierta y sus enemigos”, 1945; Weber, “Economía y Sociedad” 1922; Schumpeter Capitalismo, socialismo y Democracia, 1942) en la que los empresarios desempeñan un rol articulante y constructor de bienestar, donde además son los ejes de la innovación, la transformación de las sociedades y el desarrollo.

Los empresarios, desde los primeros que hacían vasijas de barro, mesas y ventanas en Babilonia hasta los que crearon las primeras grandes empresas fabricantes de barcos en el Arsenal de Venecia en el siglo XII, han sido los constructores de las ciudades y de las sociedades. Son personas como cualquiera, solo que decidieron apropiarse de su vida, su futuro y el de sus allegados para generar una mejor vida. La encuesta Global de Empresarismo muestra que el móvil central de los nuevos empresarios es hacer algo significativo por su sociedad. (Global Entrepreneurship Monitor, 2019)

Él es un mediador entre las necesidades de un mercado y las posibilidades de hacer cosas para una comunidad. Es el constructor de un tejido social, con una dinámica de transformación que se llama desarrollo económico. No podrá ni pagar mejor ni en mejores condiciones que lo que los consumidores le retribuyan por su gestión.

La estructura empresarial de Colombia es precaria, y su consecuencia directa es el tipo de empleos y los niveles de productividad que tenemos como sociedad. El problema central está allí. En Colombia hay 2,54 millones de unidades económicas, 95,3% en comercio y servicios. Se tienen 5,4 millones de micronegocios, solo 11% de ellos son en un local o taller. Es esta estructura la que hay que trasformar con una legislación laboral moderna que habilite su evolución a una economía más productiva y sofisticada. La reforma laboral propuesta destruye, no construye. Debe ser rechazada integralmente por equivocada, no porque algunos artículos sean inconvenientes.

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