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Analistas 28/11/2018

No todo es Silicon Valley

Diego A. Santos
242 Media Director No Ficción

Es frecuente que cuando de tecnología se trata, siempre miramos con interés a Estados Unidos para ver qué es lo que están haciendo. Particularmente Silicon Valley. En software, en soluciones de negocio, en emprendimientos y en muchas otras cosas que giran en torno a este sector.

Es apenas lógico. Estados Unidos sigue siendo el país más vanguardista en materia tecnológica. Pese a los múltiples avances de otras potencias, los norteamericanos siguen mandando la parada. Por ejemplo, si la zona de Silicon Valley, en California, fuera un país, sería la sexta potencia del mundo, según datos del Banco Mundial de 2016.

En Silicon Valley está Facebook, que con más de 2.200 millones de usuarios es una empresa que si fuera un país casi que duplicaría a China en lo que a población se refiere. Está también Google, cuyos ingresos de US$24.800 millones en el primer trimestre de 2017 solo son superados por 60 países del mundo. En 2015, Google obtuvo más ingresos que los sumados por 33 de los países más pobres del mundo.

No obstante, mal haríamos en no tener el radar prendido para estudiar otras latitudes. Por ejemplo, Alemania, donde en la última década han pasado cosas bien interesantes. Sobre todo en Berlín, que se metió en la cabeza convertirse en una cuna tecnológica europea y lo ha logrado. Lástima, eso sí, la barrera del idioma. Digamos que el alemán, fácil, no es. Danke.

Las revistas Forbes y Wired publicaron unos artículos sobre los mejores emprendimientos de 2018 en Alemania y el por qué Berlín se ha vuelto tan importante en este campo. La capital alemana le apostó al desarrollo de espacios colaborativos económicos para atraer talento y en apenas unos años florecieron estos lugares de trabajo.

“Berlín, más barato que Munich, Hamburgo, Londres y París, se ha convertido en un imán para los emprendedores del sur y este de Europa”, se lee en el artículo de Forbes. No solo eso, sino que las grandes empresas, como Bayer, han creado campus en los que financian generosamente las buenas ideas.

Las empresas en Colombia siguen siendo muy tímidas a la hora de apostarle a los emprendedores tecnológicos. Y no es por falta de plata. Sino por ignorancia. Uno de los gerentes de una de las grandes empresas tecnológicas comentaba hace poco que en nuestro país hay gran talento, pero que lastimosamente el interés en apoyarlos es insignificante.

Pero volviendo al tema que nos ocupa, del listado de Forbes, es interesante ver que entre los mejores startups hay 16 centrados en soluciones de software; nueve en el internet de las cosas; ocho en tecnología financiera; siete en tecnología para la salud; cinco en software y tecnología industrial; cinco en medios y mercadeo; cuatro en logística y Blockchain; tres en inteligencia artificial y en robótica.

Uno de los ejemplos más interesantes es N26, un banco digital que sacudió la industria bancaria. En apenas tres años su modelo ya cuenta con un millón de clientes en 17 países por fuera de Alemania. La idea recibió un capital de apoyo de 158 millones de libras esterlinas.

¿Tiene Colombia el potencial de construir un hub de tecnología? Creería que sí, pero aquí nos priva hablar carreta y presumir de estar mejor de lo que creemos. Va siendo hora de ponernos a trabajar de verdad, ser realistas y esperar a que los grandes empresarios tengan más visión.

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