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Analistas 26/09/2018

Las mentiras ya triunfaron

Diego A. Santos
242 Media Director No Ficción

Hay batallas imposibles de ganar. La fábula de David contra Goliat resulta esperanzadora, pero la realidad tiene una implacable manera de abofetearnos y ponernos los pies en la tierra.

Una de estas luchas imposibles es la que el periodismo, armado con una honda, decidió librar contra las llamadas #NoticiasFalsas. O para ponerlo sin eufemismos, contra las mentiras.

Las mentiras han existido siempre, y no sólo han tenido efectos devastadores en múltiples episodios del pasado; han sido determinantes en el moldeamiento de la historia.

La mentira, asimismo, ha sido empleada como la herramienta más efectiva para manipular mentes. No en vano, en la política, concebida para trabajar por y para la sociedad, mentir es parte de la cotidianidad.

Por eso la función más elemental de la prensa es decir la verdad, desenmascarar la mentira e incomodar a los poderosos que la usan. Es decir, a casi todos, si no son todos.

¿O existe algún político que no mienta?.
¿Cómo se encaramó Trump en la Casa Blanca? ¿Qué permitió a Fidel Castro durar tantos años en el poder? ¿Por qué los iraquíes aguantaron a Saddam Hussein hasta el final? ¿Qué llevó a Hitler a conquistar el alma de los alemanes? La mentira.

En un debate sobre periodismo y #NoticiasFalsas el sábado anterior en Bogotá, la pregunta de cierre al panel fue: ¿está ganando la verdad o está ganando la mentira? Los cinco panelistas dieron la misma respuesta, la mentira. Sin embargo, cuatro de ellos, manifestaron su esperanza de que la verdad terminará venciendo. El quinto, yo, afirmó que la batalla ya se había perdido.

No estamos en Disney. Aquí el malvado de la película no perece a manos del príncipe del cuento. Aquí el malvado de la película es invencible. La mentira, no nos engañemos, siempre ha sido más atractiva que la verdad. La diferencia es que ahora está al acceso de todos y su capacidad de permear es multitudinaria.

Otrora era una exclusiva arma de manipulación que para ser empleada necesitaba de una mente mordaz y maquiavélica como la de Joseph Goebbels, el ministro de propaganda de Hitler. “Una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en una verdad”, decía. Y a punta de decir y repetir mentiras ya sabemos lo que dejó en la historia.

Entonces, la mentira siempre ha estado con nosotros, pero por alguna razón que no entiendo, quizás por aquello de que ahora se denominan #NoticiasFalsas, los periodistas y los medios de comunicación en general enarbolamos la causa de hacerle frente a las mismas. De combatirlas. ¿?
Craso error. Esta no es una lucha del periodismo. Por cuenta de la misma, los medios de comunicación y sus reporteros hemos ido perdiendo el norte.

Los periodistas, incluyéndome, nos volvimos opinadores de cantina en las redes; los medios, por su parte, en vez de continuar trazando la agenda informativa, comenzaron a dejarse llevar por la agenda dictada por los generadores de las #NoticiasFalsas.

¿Cuál es entonces el papel que han de desempeñar los medios?, se preguntarán muchos de ustedes. Uno sencillo. Seguir informando con veracidad y transparencia. Las mentiras no se combaten negándolas. Es desgastante. Es imposible. Se contrarrestan contando verdades.
¿Y quiénes deben combatir las mentiras? En realidad todos, pero sobre todo los políticos. ¿Será mucho pedir? Lamentablemente sí. Es una batalla perdida.

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