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Tribuna Empresarial 23/04/2018

Equidad de género, un asunto de todos

Daniella Souza
Presidenta para Dow Química Región Andina
Analista LR

Hablar de equidad de género se ha convertido en un tema que ha despertado interés para las empresas, instituciones educativas, el gobierno y la sociedad en general. Gracias a esto es posible tener un diálogo abierto en la materia y desarrollar proyectos encaminados a crear organizaciones que permitan potenciar las capacidades de hombres y mujeres por igual en el mundo laboral.

La equidad de género debe ser una práctica conectada a la diversidad y basada en el entendimiento del rol estratégico para impactar en los resultados de las empresas. Los consumidores son diversos, sus gustos y necesidades también, así como sus decisiones de compra, por eso más allá de ser asunto exclusivamente social, ahora tiene una fuerte influencia en los negocios, capaz de generar un valor agregado de la marca y convertirse en un elemento diferenciador en el mercado.

Un ambiente de trabajo inclusivo -y por consiguiente diverso- es capaz de traer grandes resultados e impulsar la innovación. Despierta en los colaboradores un mayor interés de participar, integrarse a nuevos entornos y dejar las diferencias culturales, religiosas, étnicas y raciales a un lado. Al respetar la diversidad en el lugar de trabajo, es posible encontrar el máximo potencial de las personas. Desde el liderazgo, se encuentra la oportunidad de promover una mayor flexibilidad y beneficios para todos los empleados, independientemente de su género, que fomente el balance entre el trabajo y la vida personal.

Trabajar por la equidad también presenta desafíos a las organizaciones que contemplan avanzar en ello. El primero es cambiar el paradigma sobre lo que desean las mujeres en el ámbito laboral, el cual entra en escena para subestimar de manera directa o indirecta sus capacidades y definir su carrera profesional, sin darles a ellas la oportunidad de decidir por ellas mismas. En segundo lugar, está el reto para los líderes conectado al primer desafío, que será perder el miedo a tener un modelo laboral diferente al tradicional, con oportunidades equitativas para todos los profesionales sin importar su género para asumir posiciones de liderazgo.

Como mujer en un rol de liderazgo, descubrí que es necesario acabar con esas limitantes mentales o mitos que nos impiden avanzar con mayor fluidez en el trabajo. Es posible ser una ejecutiva o ejecutivo exitoso, encontrar el equilibrio entre las responsabilidades laborales y la vida familiar y alcanzar oportunidades en industrias que, equivocadamente, son percibidas como exclusivas para los hombres.

En nuestras manos está una oportunidad única para promover la equidad en todas las empresas del país, generar la conversación y compartir nuestras ideas a otros líderes empresariales que desean trabajar en este objetivo. Por esto llega la comunidad PAR, un grupo de organizaciones interesadas en promover buenas prácticas por la equidad de género y cerrar las brechas.

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