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Analistas 08/02/2022

La economía y la política

Cecilia López
Economista

Muchos de los economistas que nos graduamos desde la década de los70 fuimos vacunados contra la política. El auge de lo que se denomina la tecnocracia ubicó a estos profesionales en la cima del poder en el manejo del desarrollo económico de muchos países especialmente en América Latina y obviamente en Colombia. Un desprecio justificado al ejercicio de la política explicaba plenamente esta posición, entre otras, porque esta actividad se apartaba drásticamente de lo que debería ser, la más noble de las profesiones como lo ha afirmado Barack Obama. Todo esto llevó a ese aire de superioridad que muchos economistas tenemos.

Recuerdo una anécdota de un presidente latinoamericano que se quejaba de lo que pasaba en las cumbres de presidentes, donde todos los mandatarios tenían que aprobar unos documentos incomprensibles redactados por el equipo de tecnócratas que todos llevaban como parte de su delegación. Se quejaba de la imposibilidad de cambiar nada en esos documentos que terminaban siendo absolutamente inútiles. Hoy, cuando América Latina está en riesgo de otra década perdida, como lo anotaba recientemente José Antonio Ocampo, los políticos y los tecnócratas latinoamericanos tenemos algo en común: hemos fracasado.

Esa reflexión es oportuna en estos momentos tan difíciles por los que atraviesa Colombia. La distancia entre políticos y tecnócratas tiene que acabarse porque ambos somos culpables de lo que se vive en este país, y por lo tanto también nos une la tremenda responsabilidad de ayudar con nuestra “sabiduría” a reorientar el rumbo de esta sociedad y de esos millones de compatriotas que están pagando el precio de todos los errores que ambos hemos cometido.

Es bueno recordar que en esencia la economía es política. Por eso, esa distancia tiene que eliminarse, y es el momento de que los economistas nos unamos, independiente de nuestra ideología, y metamos la mano en serio en esta campaña presidencial.

Con excepción de las propuestas del programa de Petro, algunas de las cuales deben discutirse para darles el contenido y la dimensión que corresponde, sin ataques para llegar a las que le convienen al país, es necesario aportar para que los demás candidatos tengan elementos consensuados para enfrentar desde su propia visión, los inmensos retos que enfrenta nuestra economía. Hay diagnósticos desde distintas orillas que conducen a propuestas a veces opuestas, pero hay muy pocas rutas a seguir. Por ello, la propuesta es que todos, óiganse bien, todos los economistas debemos reunirnos y así sea en discusiones duras, lleguemos a unos mínimos consensos que les señalen caminos a estos candidatos que tenemos.

Nada de descalificaciones de los que se han creído dueños de la verdad. Tildar de socialistas a quienes le damos prioridad a la desigualdad, a la pobreza, a la inseguridad alimentaria, y a todo lo que implica redistribución, lejos de ayudar divide. No pasemos a la historia como aquellos que por sentirse superiores siguen despreciando la política que así no nos guste, es la que maneja los hilos del poder.

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