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Tribuna Parlamentaria 26/05/2021

Desarrollo empresarial para mujeres

Catalina Ortiz
Analista

En Colombia, siempre ha existido una brecha entre hombres y mujeres en el acceso al mercado laboral, a los programas de desarrollo empresarial y a la formación para la innovación y el emprendimiento. Si bien la pandemia y las cuarentenas profundizaron las diferencias, como bien lo han estudiado organizaciones como ONU Mujeres, entre otras, se trata de un problema estructural y no de situaciones aisladas.

Y es que el desempleo de la mujer siempre ha estado muy por encima del de los hombres. Para el primer trimestre de 2021 el desempleo de los hombres estaba en 12% mientras que el de las mujeres llegaba a 21%, por lo general la brecha siempre ha rondado el valor promedio de -5 puntos porcentuales, favoreciendo a los hombres. A esto se suma que en Colombia las empresas son dominadas por hombres, aproximadamente de tres empresas solo una es propiedad de mujeres. Los datos apuntan, además, a que la mayoría de los emprendimientos de mujeres están organizados como emprendimientos de sustento y no de crecimiento o generación de empleo.

Irónicamente, el acceso de las mujeres a los programas que intentan corregir estos problemas es limitado y tiene profundas brechas de género. Aunque la ley de emprendimiento creó el Fondo Mujer Emprende, esto no corrige el problema de que la gran mayoría de programas para el desarrollo empresarial no tienen un porcentaje mínimo para mujeres.

Para dar un orden de dimensión, los fondos de mujeres (Mujer Emprende y Mujer + Ciencia) tuvieron un capital inicial de $21.014 millones mientras que el del “Fondo de Fondos” fue $138.000 millones. En otras palabras, los fondos de la mujer sólo representan 16% de lo que tiene el Fondo de Fondos para 2021 y, a su vez, representan 9,8% de lo asignado para todo el sector Comercio en inversión de competitividad empresarial. Un ejemplo de esta brecha se puede ver en el programa “Elegidos para triunfar” que busca formar 100.000 programadores para la cuarta revolución industrial de la Misión TIC. El reporte de ejecución muestra que de 54.250 inscritos a marzo, sólo una de cada tres personas son mujeres. Lo mismo sucede con la formación en carreras Stem (ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas, por sus siglas en inglés). Según el Ministerio de Educación, para 2018 sólo una de cada tres personas que estudian carreras Stem es mujer.

Organismos como la Ocde, Cepal y el Banco Mundial sugieren que es más efectivo asignar participaciones mínimas obligatorias en todos los programas de emprendimiento y empleo del Estado que directamente crear uno sólo para las mujeres, pues la evidencia muestra que este es menos efectivo y tiene menor alcance por las dinámicas políticas. Por eso, presentamos un proyecto de ley con dos medidas concretas que apuntan a reducir estas brechas.

Primero, que todos los programas y proyectos enfocados en el desarrollo empresarial e innovación a nivel nacional tengan un porcentaje obligatorio de participación de la mujer según las particularidades que defina cada uno. Y segundo, que las carreras en ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas lideradas por el Gobierno o del Sena, garanticen un mínimo de mujeres.

Por eso, presentamos un proyecto de ley con dos medidas concretas que apuntan a reducir estas brechas. Primero, que todos los programas y proyectos enfocados en el desarrollo empresarial e innovación a nivel nacional tengan un porcentaje obligatorio de participación de la mujer según las particularidades que defina cada uno.

Y segundo, que las carreras en ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas lideradas por el Gobierno o del Sena, garanticen un mínimo de participación de mujeres. Es hora de hacer caso a la evidencia y las buenas prácticas internacionales para cerrar la brecha de género en Colombia.

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