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Analistas 09/03/2021

Tributación, los más y los menos

Carlos Ronderos
Consultor en Comercio y Negocios Internacionales

De cara a la inevitable reforma tributaria que se avecina es difícil dilucidar si en Colombia pagamos muchos impuestos o si pagamos muy pocos, cuando la verdad es que pagamos más que muchos otros países y muy poco, todo dependiendo de que estemos midiendo. En resumidas cuentas las empresas pagan muchos impuestos pero el país en general tributa poco.

La revista Forbes afirma que, “de acuerdo con un documento de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), Colombia es el sexto país con los impuestos más altos a empresas con una tasa de 33% sobre las ganancias. Además, entre las naciones que componen el organismo, es el segundo después de Francia” (esta tasa de 33% disminuye a 30% a razón de 1% por año). Pero a esta hay que sumar todas las otras cargas que tienen las empresas. En primera instancia están los impuestos de carácter municipal tales como el Impuesto de Industria y Comercio y los impuestos prediales. Luego se tienen los “impuestos” a la nómina que suman algo más de 30% y finalmente pagan el impuesto de 4 por 1.000 de las transacciones que se hacen a través del sistema bancario. Es difícil saber cuál es la real tasa de tributación de las empresas sometidas a este cúmulo de tributos pero algunos analistas hablan de una tasa real de tributación que puede llegar a 70%.

Dados los bajos niveles de productividad resultado de la obsolescencia y atraso tecnológico del entramado industrial y la carga tributaria que pesa sobre la actividad empresarial es claro que nuestras empresas, con contadas excepciones, no podrán ser competitivas en un contexto global. No es sorprendente que después de años de esfuerzos en la diversificación de la canasta exportadora, el país siga dependiendo de la minería y tres o cuatro productos agrícolas y que la industria en general para su supervivencia busque refugio para sus dolencias en una demanda persistente por protección arancelaria.

¿Pero qué hacer frente al hueco fiscal que va dejando la pandemia? La verdad es que, si bien lo anterior es cierto, si miramos cuánto tributa el país, se tributa poco como porcentaje del PIB. En América Latina el promedio de la relación entre tributación y PIB es de 23,1%. Este es un promedio bajo si se compara con 34,3% de los países de Ocde, organización a la cual pertenece Colombia, más aún si se tiene en cuenta que en nuestro país esta relación es de 19,4%. No solo tributamos casi la mitad del promedio de los países con los cuales queremos compararnos (Ocde) sino que somos uno de los países con la tributación más baja de América Latina. No hay dudas de que Colombia debe hacer un enorme esfuerzo para que los tributos lleguen a una proporción del PIB que permita al Estado atender adecuadamente sus obligaciones sociales y administrativas.

Lo que muestra este panorama es algo sabido; en el sistema tributario colombiano pocos ponen mucho y muchos no ponen nada y la solución es la frase común de “ampliar la base tributaria”. ¿Ampliarla para incluir a quiénes? ¿La clase media empobrecida y las canasta familiar básica? En un país con las inequidades nuestras eso no es una buena idea si no queremos una rebelión social. El esfuerzo debe orientarse a ampliar la base para incluir a los evasores, a los que eluden y a ese riquísimo sector informal (que no es el de los vendedores informales) que vive al margen del sistema tributario. Ese es el verdadero reto.

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