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Analistas 30/05/2023

Sordo

Carlos Ronderos
Consultor en Comercio y Negocios Internacionales

El adagio popular reza que no hay peor sordo que el que no quiere oír y ese parece ser la gran dolencia del presidente Petro y de su gobierno que ha tenido oídos cerrados al clamor de muchos ciudadanos y organizaciones en el curso del debate de las reformas que ha propuesto el ejecutivo. El Presidente es el gerente de esta gran empresa que es Colombia y es deber de todo buen gerente escuchar a todos los stakeholders cuyo bienestar es fundamental para la salud de la nación y ello hace necesario poner oído, escuchar a toda la sociedad y no pretender que el Estado tiene la verdad absoluta.

En el curso de la reforma de salud ha habido amplio debate a las propuestas que en el fondo van encaminadas a estatizar el sistema a la manera del antiguo Seguro Social, o dirán otro a la manera del National Health Service de Gran Bretaña. En efecto se han expresado las voces de los pacientes , del representante de los usuarios de la nueva EPS, del exministro de actual gobierno Alejandro Gaviria, de las asociaciones de hospitales, de asociaciones de EPS, en fin, una cantidad de voces conocedoras del tema que alertan sobre las consecuencias que tendrán para los ciudadanos una reforma en el sentido propuesto y aprobado en primer debate en la comisión séptima de la Cámara. Pero como decían los mayores, todos esos clamores entraron por un oído y salieron por el otro porque en medio de la dádivas a congresistas y la terquedad propia de intransigencia del radicalismo ideológico ninguno de los argumentos que alertan sobre las catastróficas consecuencias fueron escuchados.

El debate mismo ha puesto en evidencia la ética de algunos políticos que tendrán gran injerencia en la implementación de este nuevo sistema estatal. En el Índice de Corrupción del 2022 que publica Transparencia Internacional Colombia ocupa el puesto 91 mientras que la Gran Bretaña cuyo modelo estamos supuestamente copiando ocupa el puesto 18, y según el último número de la revista The Economist en ese supuesto ideal “La lista de espera para los hospitales excede los 7 millones…. Gran Bretaña tiene menos camas hospitalarias que los demás países desarrollados. Entre los 18 países más ricos Gran Bretaña tiene uno de los peores índices de supervivencia para dolencias graves como el cáncer de pulmones, colon y mama… La expectativa de vida está rezagada con respecto a otros países ricos”. Si esto sucede en un país donde la transparencia es la norma que podremos esperar de un sistema similar en el que cunde la corrupción.

Pero la sordera no es exclusiva en el tema de salud. No han sido pocas las voces que alertan sobre las consecuencias nefastas de la propuesta reforma laboral, que traerá más informalidad y más desempleo afectando a los sectores más vulnerables de la población. Existen estudios de Fedesarrollo y el Banco de la República que así lo demuestran a la vez que los empresarios, que en últimas son los que generan empleo, han llamado a la reflexión. Otro tanto ha sucedido con la reforma pensional, pero hay oídos sordos a todas esas voces. Ni qué hablar de las fundamentadas críticas y evidente fracaso de la política de Paz Total.

El gobierno con una paranoia extrema considera que todas esas opiniones son parte de un complot de la oligarquía para destruir la esperanza de un pueblo oprimido por criminales que has gobernado la nación. ¡No es posible que tanta gente esté equivocada e involucrada en complots! Hay que oír para construir.

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