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Analistas 01/04/2023

Para fracasar

Carlos Fernando Villa Gómez
Consultor de Mercadeo

Hace poco más de ocho años falleció Donald R. Keough, uno de los hombres más influyentes en la historia de Coca-Cola, habiendo sido el principal de ellos para que Roberto Goizueta, presidente entonces de esa organización, aceptara que debían regresar a ofrecer el sabor tradicional de la gaseosa después de haber lanzado al mercado en los años 80 la que en su momento llamaron “Nueva CC”, uno de los errores mayúsculos de la prestigiosa compañía. Además, fue miembro de Allen & Company LLC firma de banca de inversión en Nueva York, de importantes juntas directivas, y consultor. En 2008 publicó el libro “The Ten commandments for Business Failure”, que se tradujo como “Los 10 mandamientos para arruinarse”.

Después de haber trabajado durante más de 60 años y obtenido importantes reconocimientos, ante la pregunta de no pocos sobre cómo alcanzar éxitos, decía que no pudo encontrar ni desarrollar una fórmula para ello pero que sí sabía cómo garantizar el fracaso. Por esa razón escribió esos 10 mandamientos que podrían resumirse en uno: trabajar sin pasión, o perderla por lo que se hace.

Las consideraciones que presenta hace que muchos llamados líderes deban reconsiderar algunas bases de acción, pues, como muy bien explica, los errores y los fracasos de las organizaciones no suceden por la parte física sino por la humana, y no se deben a otra cosa diferente que a lo que hacen los ejecutivos, porque son quienes tienen a cargo la orientación y el manejo de las actividades. “Las empresas no son otra cosa que el producto y el reflejo de las características de sus líderes, la sombra de quienes las gobiernan”, dice.

Siempre se ha dado, y más ahora, la necesidad de tener mucho cuidado con todos y cada uno de los movimientos que se ejecutan. Las organizaciones son conformadas por una serie de eslabones unidos que solos no pueden ofrecer nada; y así como un éxito puede conducir a otro, un error sin análisis y sin aprender de él, lleva a otro, y otro, y otro.

Razón tuviera Peter Drucker al afirmar que el marketing y la innovación son la base de la organización, y la American Marketing Association redefiniendo el marketing como una función organizacional para crear, suministrar, comunicar e intercambiar ofertas de valor con el fin de generar relaciones con todas las partes involucradas y beneficios para todos.

Preocupantes la rigidez y la inflexibilidad de tantas organizaciones, que aferradas a éxitos anteriores no aprecian los cambios que en todos los órdenes se han dado se están dando y se darán. Igualmente, saber sobre tantos ejecutivos que por aislarse encerrándose en “torres de marfil” pierden contacto con la propia gente y con el mundo exterior, originándose como consecuencia lógica errores administrativos; “la oficina es el mejor lugar para perder la visión del mundo”, dijo John le Carré.

En actividades en las que no existen verdades absolutas, trabajar en los límites se convierte en extremo peligroso, pues el más pequeño detalle puede ser desastroso. Lo que estorba, trámites y personas, debe evitarse, y hay que hablar claro y sin temores. Esos diez mandamientos son:

1.Evitar riesgos, 2. Ser inflexible, 3. Aislarse y encerrarse, 4. Asumir infalibilidad, 5. Actuar al filo de la navaja, 6. No sacar tiempo para pensar, 7. Depositar toda la confianza en externos, 8. Impulsar fervientemente la burocracia, 9. Elaborar mensajes confusos, y 10. Temerle al futuro.

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