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Analistas 15/04/2023

Mercadeo y religión

Carlos Fernando Villa Gómez
Consultor de Mercadeo

Acabamos de vivir otra Semana Santa que ojalá haya servido para reflexionar sobre lo que se está viviendo en el país y el mundo, con la esperanza de que sea para bien de todos y no de unos pocos. El mercadeo de las religiones no es algo nuevo, como probablemente piensan algunos.

Muchos autores y consultores como Trout y Ries, Drucker, Levitt, Stevens, Laudon, Kotler, y más, para citar unos pocos, han comentado sobre la manera como las religiones, y entre ellas la nuestra, la católica, lo han utilizado. Mara Einstein escribió en 2008 ‘Brands of Faith: marketing religion in a commercial age’ que ha servido como base de muchas acciones y hace pensar y sobre lo que es el producto religioso y cómo se ha hecho y debe hacerse su mercadeo.

En varias oportunidades hemos analizado algunos aspectos del marketing religioso y lo que en nuestro medio ha sido, es y no ha sido, requiriéndose absoluta claridad sobre el particular entre los cleros y la sociedad en general, porque hay mucho por hacer para aprovechar el sentimiento de espiritualidad que el mundo está demostrando. Es una gran oportunidad para los orientadores de las religiones, que muchas sectas están aprovechando.

Si se entiende por producto lo que resulta de un proceso, sea cual fuere, para que se haga uso de ello por parte de quienes lo quieren, desean o necesitan, como dijo Drucker, la verdad es que la religión es una forma de vida que tiene para el ser humano una gran variedad y una línea de productos intangibles como pocos, que además se vale de una gran oferta de tangibles para su práctica.

¿Qué hay en el mundo más seguido que las creencias religiosas?, y ¿qué se comercializa más que la gran cantidad de artículos, no solamente los propios de cada una como los ornamentos, libros, imágenes, novenas, escapularios, etc., etc.?

El cine y la televisión primero y ahora los medios digitales han sido y son canales para hacer llegar a todos algunos de los “productos” que ofrecen. De hecho la mayoría de canales y programas que existen en el mundo son o tienen que ver directa o indirectamente con algo de la religión. Películas como la de Mel Gibson, considerada entre las 10 más taquilleras de la historia, las tradicionales que no dejan de verse durante semana santa y navidad, para mencionar algunos ejemplos, además de la gran cantidad de predicadores, canales religiosos, programas radiales, misas, columnistas (positivos y negativos).

Tema muy vetado por las discusiones y desacuerdos que muchas veces se generan, siendo la católica y las cristianas en general las que más detractores tienen. Más de 90% de la población mundial se considera religiosa, creyente en un Dios, siendo la relatividad de ello un triste común denominador de los últimos tiempos. También hay que entender que la mayoría de las religiones han trabajado un enfoque más de oferta que de demanda, algo que comienza a ser considerado para el futuro, porque si el mercadeo busca generar y mantener mercados, las religiones deben considerarlos como clientela para formarla y mantenerla. Tanto San Juan Pablo II como Benedicto XVI y el Papa Francisco lo aceptaron (sin mencionar la palabra cliente).

El sentimiento, la necesidad, el deseo, existen entre la gente, pero las religiones tienen que trabajar un verdadero y efectivo mercadeo para lograr lo que todos buscamos: la paz y la convivencia.

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