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Otro año que llega a su fin, esta vez con señales mixtas para los mercados internacionales. 2025 no fue un año lineal, sino una serie de sobresaltos geopolíticos, momentos de euforia, retrocesos temporales y apuestas renovadas por el crecimiento, con un matiz de fondo en el que la inflación, la IA y la política monetaria continuaron definiendo la agenda mundial.
El año arrancó con un episodio inesperado: el anuncio del modelo de IA DeepSeek, proveniente de China, que agitó al sector tecnológico global y planteó un reto frontal a la hegemonía estadounidense en esta categoría. Semanas después, la nueva política arancelaria del presidente Trump volvió a introducir incertidumbre en los mercados. Abril fue particularmente duro: las bolsas globales se sacudieron con una caída pronunciada que hizo temer el fin del bull market o ciclo alcista iniciado en 2022.
Pero el mercado tenía otros planes. En mayo, los inversionistas comenzaron a comprar en masa, en lo que muchos interpretaron como una señal de confianza en el retorno a la estabilidad. El índice MSCI ACWI ex-USA, que agrupa acciones globales excluyendo a las norteamericanas, repuntó con más fuerza que el propio S&P 500, algo que no ocurría desde 2009. El S&P 500, por su parte, cerró el año con un rendimiento del 14%, menor al de 2023, pero aún sólido. Eso sí, este crecimiento tuvo un gran sesgo: el 45% de los retornos del índice provinieron únicamente de cinco acciones: Nvidia, Alphabet, Broadcom, Microsoft y Apple.
En Europa, el optimismo vino desde sectores inesperados. Mientras la tecnología no fue protagonista, la banca tuvo su mejor año desde 1997, y sectores como defensa, energía e infraestructura lideraron los rendimientos. El índice Stoxx 600, que mide el desempeño de las 600 empresas más representativas y líquidas del continente, creció un 16,8%, ligeramente por encima del su contraparte norteamericano. Vale la pena resaltar que diez de los veinte mercados con mejor rendimiento este año fueron europeos, impulsados también por la apreciación del euro, que se fortaleció un 12% frente al dólar.
Pero no todo fue euforia. Alemania, la mayor economía de la UE, se frenó drásticamente en el tercer trimestre, con un crecimiento del 0,0% frente al anterior. Las exportaciones siguen cayendo, y ya son dos años consecutivos en recesión. El Reino Unido también enfrenta dificultades: se contrajo un 0,1%, afectado principalmente por el descenso en la producción de vehículos y la fragilidad de los sectores de servicios y construcción. A casi una década del Brexit, el país aún busca señales claras de crecimiento sostenible.
En Asia, las bolsas vivieron un año notable. El índice Kospi de Corea del Sur lideró con un salto de +71%, impulsado por el sector tecnológico. El HSI en Hong Kong avanzó +31%, mientras el INDEXNIKKEI: NI225 en Japón subió +28%, reflejando confianza renovada en activos asiáticos. Incluso el SSE Composite de Shanghái ganó un sólido +20%, pese a los vientos en contra de la economía china.
En Brasil, la economía más grande de América Latina, el panorama se enfría. Bajo condiciones monetarias más estrictas, tanto el crecimiento como la inflación se han ralentizado. Se proyecta un crecimiento de 2% entre 2025 y 2027, por debajo del promedio reciente del 3%, según BBVA Research.
En el mundo cripto, 2025 fue un año volátil. Bitcoin cayó un 8% frente a su valor de hace un año, a pesar de haber alcanzado su pico en octubre con US$122.000 por moneda, antes de retroceder. Ethereum, por su parte, volvió a tocar su máximo histórico de noviembre de 2021: US$4.700. En contraste, Solana cayó un 30%, y algunos proyectos emblemáticos como Kadena (KDA) anunciaron el cierre de sus operaciones por falta de tracción. Un golpe simbólico para quienes apostaban por su potencial transformador en el ecosistema blockchain.
En Colombia, el panorama fue mejor de lo esperado. Pese a tensiones diplomáticas con Estados Unidos, la economía nacional superó las previsiones incluso de los analistas más optimistas en Bloomberg. El PIB creció un 3,6% en el tercer trimestre y, según The Economist, el país tuvo el mejor desempeño económico de América Latina y el cuarto mejor a nivel mundial. El consumo privado mejoró, y la tasa de desempleo cayó a un histórico 8,2%. Si bien el gasto público explica parte de estos resultados, también se observa un repunte en la inversión privada. El sector minero-energético continúa bajo presión, pero los resultados globales fueron alentadores.
¿Qué podemos esperar para 2026? El último Global Advertising Forecast de WPP confirma que la industria publicitaria global mantiene una resiliencia mayor a la esperada: los ingresos alcanzarán US$1,14 billones en 2025, con un crecimiento del 8,8% y una proyección del 7,1% para 2026. El streaming sigue desplazando a la TV lineal, el retail media supera por primera vez a la inversión total en TV y los motores de respuesta basados en IA comienzan a redefinir la búsqueda paga. La publicidad no solo reacciona al mercado, también lo anticipa. Por eso, cuando el gasto global en medios crece, es señal de que se podría anticipar un nuevo ciclo de crecimiento.
Si algo nos enseñó este año que termina es que los mercados se han vuelto expertos en convivir con la incertidumbre. Mientras persistan las tensiones comerciales y los ciclos de innovación sigan acelerándose, el mundo oscilará entre el optimismo y la precaución. 2025 no fue un año de récords, pero sí de resistencia. Y en un mundo inestable, eso también es una señal de fortaleza.
Podemos seguir administrando la inercia, ajustando indicadores y sobreviviendo a coyunturas políticas, o podemos apostar por un sistema que forme ciudadanos críticos, profesionales competentes y líderes comprometidos
Hasta la fecha la justicia y algunos medios han eludido su responsabilidad con la veracidad, de la misma forma en que desde 1983 han tapado la participación de los victimarios en este crimen atroz