.
Analistas 11/08/2022

Plata o plomo

Andrés Otero Leongómez
Consultor en Investigaciones e Inteligencia Corporativa

Una frase célebre atribuida a los conquistadores españoles y utilizada por Pablo Escobar durante una época negra de Colombia, podría ser el lema de este gobierno para impulsar la reforma tributaria y su agenda radical.

En lenguaje petroriano: o paga más impuestos o le democratizo la propiedad. Lo preocupante es que, ante un congreso y una clase política que sin dar la batalla prefirió venderse por un plato de lentejas, la única posibilidad para hacer control político y frenar la debacle económica y social que se nos viene, es que el empresariado -a través de sus gremios- se una y no ceda ante el chantaje. La reforma tributaria es el primer round. El gobierno Petro necesita recoger suficiente plata para financiar la mermelada y el derroche social que prometió, único camino para garantizar una victoria en las elecciones regionales del próximo año y evitar que se le desbarate la coalición de gobierno.

No es la primera vez que narcos, guerrilla y delincuencia organizada han tenido al país de rodillas y contra las cuerdas, pero vale la pena recordar que fueron los gremios y la clase empresarial los que evitaron que Colombia se convirtiera en un Estado fallido a mediados de los noventa. Es indispensable -hoy más que nunca- volver a encontrar un verdadero liderazgo gremial, tanto a nivel nacional como local, que represente los intereses del empresariado y la clase trabajadora, y que pueda servir de talanquera frente a la andanada de reformas radicales que pretende empujar este gobierno. No va a ser fácil hacer oposición. La nueva administración va a utilizar todo su capital político y su poder policivo a través de superintendencias, para poner presión en ciertos sectores de la economía e imponer su voluntad.

Por eso es importante que los sectores de industria, comercio, financiero, minas y energía, agrícola, salud, farmacéutico, tecnología y otros, se aseguren de que sus líderes gremiales tengan cintura política y conocimiento de causa, y no sean simples políticos de carrera, serviles al nuevo gobierno y que utilizan la puerta giratoria para escampar en cargos bien remunerados en espera de una próxima chanfa. Necesitamos empresarios que conozcan bien su respectivo sector, que les duela el bolsillo como si fueran propietarios y que estén dispuestos a dar la pelea, como si el sustento de sus hogares dependiera de ello. Líderes que entiendan que, si su industria se va al carajo, ellos, sus trabajadores y sus familias, terminaran dependiendo de la limosna que les ofrezca el socialismo Siglo XXI - 2.0.

Soy consciente que mover al empresariado y crear un consejo gremial cohesionado y estructurado no es tarea fácil. Más aún cuando algunos empresarios -por razones ideológicas y por intereses económicos- comulgan con las propuestas del nuevo gobierno. Frente a un discurso de posesión plagado de lugares comunes, quién puede estar en desacuerdo con alcanzar la paz, erradicar el hambre o lograr soluciones para el cambio climático. Pero como bien reza el refrán, el diablo está en los detalles.

Por eso es indispensable una voz unificada y estructurada que haga el contrapeso que los medios enmermelados y la clase política vendida no están dispuestos a dar, y estudie los proyectos de ley a fondo y haga oposición basada en la evidencia de los datos y los hechos.

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA