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Analistas 22/09/2022

Green go home

Andrés Otero Leongómez
Consultor en Investigaciones e Inteligencia Corporativa

El discurso del presidente Petro esta semana en las Naciones Unidas parecía una replica del grito de los soldados mexicanos en la guerra con Estados Unidos de 1846, ‘gringos váyanse’. Su intervención reafirma la doctrina de izquierda antiyanqui y deja claro, que bajo su liderazgo surgirá un nuevo bloque político en la región con miras a lavarle la cara a los narcos y narcoestados, en contra de los intereses geopolíticos de Estados Unidos. El discurso sería anecdótico y ‘cantinflesco’, si no fuese por las repercusiones diplomáticas y económicas que esta nueva postura puede traer para nuestro país.

Cuando Petro utiliza el atril de la ONU para dirigirse al mundo, no lo está haciendo a título personal o representando a su turba. Lo está haciendo a nombre de una nación que lleva 40 años tratando de erradicar el cáncer del narcotráfico y la delincuencia organizada de nuestro territorio y de las zonas de frontera. Independiente de la postura que uno pueda tener sobre el tema de la legalización (https://www.larepublica.co/analisis/andres-otero-leongomez-2834704/la-parranda-del-chivo-3432337), la realidad es que Colombia aprovecho ‘la guerra contra las drogas’ para construir una relación diplomática bilateral- bipartidista única en el hemisferio. Alianza militar, comercial, social, diplomática y de derechos humanos, que generó grandes réditos en materia de fortalecimiento institucional para nuestro país, lo cual no se debería echar por la borda simplemente para que lo aplaudan en Miraflores o en el Palacio de la Revolución.

La responsabilidad y la mesura de un presidente en foros internacionales, es lo que diferencia a los grandes estadistas de los payasos-populistas como Chávez. El tono y el mensaje de ayer, nos dejó claro a quién se quiere parecer. Y mientras Rusia y China celebran la llegada de su nuevo aliado en la región, Estados Unidos y algunos países de Europa ya entendieron que su relación con Colombia va a cambiar radicalmente. No es un tema de -cómo, sino de cuándo-. Y por el agresivo discurso de ayer, quedó claro -como con muchas otras cosas en su agenda- no vino a perder tiempo.

La realidad es que Estados Unidos lleva más de una década descuidando su patio trasero. Desde el Plan Colombia y los tratados de libre comercio, la política norteamericana hacia América Latina se fue desdibujando y perdiendo fuerza. El reto con una región volcada a la izquierda, va ser manejar la diplomacia para no ceder más terreno a los chinos y a los rusos.

El Proceso de Paz en La Habana ya había sido una prueba de fuego de qué tanta elasticidad existía en Washington frente a un viraje en materia de extradición y narcotráfico. Esta nueva cachetada pone a prueba la resiliencia de Estados Unidos con relación a nuestro país. En materia militar y de inteligencia ya están prendidas las alarmas. Descabezar por capricho político a más de 120 oficiales del más alto rango, genera preocupación. Estoy seguro que las autoridades americanas deben estar intranquilas sobre cómo se puede llegar a utilizar la información de inteligencia que se ha venido construyendo y compartiendo entre los dos países en los últimos años, en especial en la zona de frontera con Venezuela.

Colombia bajo Petro puede pasar de aliado a contradictor o enemigo en cuestión de segundos. Solo espero que, en esta ocasión, ‘los gringos’ no se vayan.

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