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Analistas 07/10/2025

La tristeza ¿Inevitable?

Andrés Guillén G.
Socio director Guillen & Guillen Abogados

Tanto la alegría como la tristeza son sentimientos absolutamente ligados esencialmente a todos nosotros. No obstante lo anterior, la tristeza tiende a negarse, a esconderse, a estigmatizarse, a rechazarse a ocultarse y todo esto, tal vez, viene a constituir el efecto más negativo y perjudicial de este sentimiento. De hecho, no creo que sea popular escribir sobre ella. Pero no es sano, no podemos ni debemos tratar de esconder lo inocultable. Vivimos en una época en la que se niega la tristeza, como si fuera posible eliminarla de nuestra vida así no más. Sin embargo, es un sentimiento inherente a la condición humana.

En nuestra sociedad existe la tendencia a medicalizar los sentimientos y especialmente la tristeza, a tratarla como una enfermedad que debe ser curada, lo cual no es lo más acertado en la gran mayoría de los casos. Ahora bien, tampoco hay que ponerle misterio ni tabú a los tratamientos, a las enfermedades mentales, todo lo contrario, pero en este escrito no me refiero a la enfermedad como tal, lo hago es en relación con un sentimiento que, de una u otra forma, todos estamos abocados a experimentar.

Insisto, la tristeza no es siempre una enfermedad. A veces es simplemente es una respuesta natural, lógica y puede llegar a ser beneficiosa frente a las circunstancias de la vida. Y digo que, paradójicamente, puede llegar a ser beneficiosa, porque bien entendida y manejada, nos llevará a cambiar ciertas actitudes, pensamientos y en general la forma de afrontar lo inevitable del trasegar vital.

La verdadera fortaleza no radica en negar la tristeza, sino en reconocerla y aceptarla. La tristeza es un aviso que nos da la vida, un recordatorio de que algo ha cambiado y/o que debe cambiar. No somos tristes por naturaleza, simplemente vivimos en un flujo constante de altos y bajos. Nos guste o no la vida es eso, un constante devenir.

En lugar de tratar, en intentos por demás vanos, de eliminar o hacer caso omiso de la tristeza, debemos aprender a afrontarla. Debemos buscar sus causas y tratar de entenderlas. La tristeza no es algo que deba ser temido o evitado, sino algo que deba ser explorado y comprendido, no digo que sea algo deseado, pero si inevitable.

La introspección y la reflexión son claves para entender la tristeza. Debemos tomar el tiempo para parar, revisar y mirar nuestras actuaciones y nuestra vida. Debemos reflexionar sobre nuestras emociones y nuestros pensamientos, hay que hacer procesos de higiene mental.

Lo anterior no implica que la tristeza sea algo que deba ser vivido en soledad, si bien el proceso de entendimiento y comprensión implica un acto solitario y honesto, no la debemos, necesariamente, afrontar solos, debemos buscar el apoyo de amigos, familiares o expertos. Debemos hablar sobre nuestras emociones y compartir nuestras experiencias.

En última instancia, la tristeza es un recordatorio de que la vida es compleja y multifacética. No es algo que deba ser temido o evitado, sino algo que deba ser explorado y comprendido.

La realidad es que la tristeza es un sentimiento inherente a la vida, pero no tiene que ser algo que nos defina. Podemos aprender a afrontarla y a superarla.

Remate. Sigamos el juego de Petro, quitamos letras, en vez de “Hay presidente”, eliminemos la h y queda “¡Ay presidente!”.

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