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Analistas 06/07/2023

Colombia está perdiendo el tiempo

Andrés Felipe Londoño
Asesor en transformación digital legal de servicios financieros

Mientras el resto del mundo concentra sus esfuerzos en aprovechar las grandes oportunidades que existen para progresar económicamente, nuestro país está atascado en discusiones que el resto del planeta superó hace décadas. La agenda del gobierno de Petro sigue centrada en imponer el populismo y revivir ideas caducas como eje de la política pública.

Gracias a un peligroso coctel de ignorancia de la historia mezclada con fallos cognitivos como el dogmatismo y el fanatismo, buena parte de los colombianos sigue creyendo que Petro inventó el agua tibia y busca la llamada “justicia social”. ¿Por qué estamos perdiendo el tiempo con esto?

Primero, porque un gobierno populista impacta negativamente el desempeño económico de un país, dañando el futuro de su población. Según un sólido estudio de más de 50 casos entre 1900 y 2018 llamado “Líderes populistas y la economía” (Funke, Schularik & Trebesch, 2020), los gobiernos populistas producen efectos económicos negativos en sus países al adoptar políticas insostenibles, debilitar los determinantes del crecimiento económico, desincentivar las actividades productivas y erosionar las instituciones democráticas. Este estudio concluye que el populismo de izquierda ha causado que los países crezcan en promedio 1,7 puntos porcentuales por año menos que el promedio mundial y 1 punto por debajo de su propio promedio histórico.

El efecto acumulado puede ser devastador en el tiempo, ya que puede generar una diferencia con países pares de más de 10% en su crecimiento durante los 15 años posteriores a la inoculación del populismo.

Segundo, porque las ideas que insiste en imponer están llamadas a fracasar. Por ejemplo, la experiencia mundial muestra que la apuesta de Petro de focalizar esfuerzos en desarrollar zonas rurales lejanas como La Guajira se traducirá en baja eficiencia del uso de recursos públicos, corrupción y pobreza.

Como retrata el artículo de The Economist, titulado “Cómo el ecologismo fallido corre el riesgo de perjudicar a los pobres del mundo”, en un contexto de calentamiento global es la urbanización y no la parcelación de tierras lejanas la que protege a la gente de la pobreza. En lugar de romantizar prácticas ancestrales en zonas altamente improductivas y expuestas al cambio climático, el gobierno debería estar promoviendo la migración hacia las ciudades y la tecnificación de zonas con potencial productivo.

Tercero, porque la terquedad de este gobierno nos priva de aprovechar las ventajas relativas de nuestro país. Mientras acá se descubre el marxismo 140 años después de la muerte de su creador, otros países pares toman las oportunidades. Por ejemplo, los países del Mercosur están acordando un tratado de libre comercio con la UE. tomando ventaja de la meta europea de diversificar sus cadenas de suministro. México aprovecha la tendencia del “friendshoring” con EE.UU. aumentando cada año su exportación de bienes y servicios. Y Panamá explota la incertidumbre de nuestro país para atraer inversión extranjera que normalmente hubiese llegado a Colombia.

Mientras continuemos persiguiendo las ocurrencias populistas, Colombia seguirá perdiendo el tiempo.

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