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Analistas 27/05/2023

Posible default en EE.UU., ¿oportunidad o amenaza?

Ana Vera
Economista Jefe InOn Capital

Estos días las noticias están pendientes sobre la decisión del techo de deuda de Estados Unidos, este techo de deuda actúa como un límite máximo establecido por el gobierno para regular su propio endeudamiento público. El objetivo de ese límite es que los políticos puedan financiar sus gastos y programas, pero con disciplina.

Por eso actúa como un elemento de política y disputas entre partidos políticos. Entender estos elementos de la política fiscal puede ayudarle a tomar decisiones acertadas y por lo que hemos visto en la historia, esta situación normalmente es una oportunidad en vez de amenaza si usted quiere invertir en los mercados financieros. Aquí les explico cómo.

Lo primero que hay que entender es que los republicanos y demócratas vienen discutiendo este tema y tratando de llegar a un acuerdo, ya que demócratas (partido político del presidente Biden en USA) y el partido republicano (el de oposición), tienen historia de ampliar estos debates. Por supuesto cada partido quiere tener la bandera de los programas durante sus gobiernos.

En estos momentos, la oficina encargada de las cuentas del país puede manejar la situación tomando medidas para evitar que realmente se sobrepase el límite, dejando de enviar recursos para los programas o agencias del gobierno que no sean vitales como por ejemplo oficina de correos, servicios administrativos, etc. Entre más se retrase la discusión, el gobierno no tendría recursos para sus gastos de funcionamiento, se dice que los recursos se acabarían el primero de junio, pero en realidad todo depende y esta fecha se podría extender más si el gobierno empieza a gastar menos.

Ahora bien, no es la primera vez que los Estados Unidos están en esta situación. Por los antecedentes de situaciones similares en 2011, 2013, 2017 y 2018 lo más seguro es que se solucione.
El año con discusiones más complejas y extensas fue 2011, cuando Biden era vicepresidente de Barack Obama. Las negociaciones se alcanzaron a horas de la fecha límite y en ese momento ante un posible impago se dio rebaja de la calificación crediticia al país por parte de la agencia S&P desde AAA a AA+ con perspectiva negativa, algo inédito hasta entonces.

La lucha de 2011 por este tema se resolvió cuando el entonces presidente Barack Obama acordó recortar gastos, lo cual llevó a que el límite de la deuda se redujera en una cantidad similar.
En ese momento los mercados de acciones americanos cayeron más de un 17%, pero la buena noticia es que la recuperación fue muy rápida cuando se llegó al acuerdo.

Por esta razón y teniendo en cuenta que este es tema de interés general y se llegue a un convenio, creemos que, para la mayoría de la población, el impacto debería ser mínimo, mientras que para los inversionistas podría presentarse una oportunidad única de comprar activos como bonos, que ofrecen unas de las rentabilidades más altas de los últimos años.

Ahora, ¿qué pasa si no se llega a un acuerdo?, en ese caso se tendría un periodo de alta volatilidad e incertidumbre en los mercados y se pueden esperar desvalorizaciones generalizadas en el corto plazo, no sólo en los mercados americanos, sino en todo el mundo.

Pero, aun así, la situación puede ser manejada para que los inversionistas en bonos del tesoro no se vean afectados. Según el plan de contingencia de 2011, no habría habido un incumplimiento de pago de los bonos del Tesoro, la Reserva Federal en su momento contempló mecanismos para proteger a inversionistas.
Ahora bien, lo que si puede pasar es que se tenga menos confianza sobre el dólar.

Cualquier falta de confianza en la economía estadounidense podría llevar a los inversores a vender sus activos, debilitando al dólar y es posible que se de una crisis financiera no sólo en Estados Unidos sino globalmente.
En este sentido, es crucial destacar que un default en Estados Unidos no solo afectaría a ese país, sino que tendría consecuencias en toda la economía global.

Los mercados financieros están interconectados y cualquier perturbación en la economía más grande del mundo se propagaría rápidamente a nivel internacional, generando un impacto negativo en la estabilidad financiera global, lo que obligaría no solo a los políticos americanos a buscar un acuerdo sino ya sería un tema de interés mundial en donde es posible que intervengan otros gobiernos.

Los mercados nos señalan que todo va a estar bien: los rendimientos del Tesoro a más largo plazo muestran expectativas de que cualquier problema de deuda se resolverá rápidamente, además los mercados de acciones este año vienen recuperándose y el índice Nasdaq que representa los valores de empresas de tecnología viene subiendo más de 26% en lo que va del año.

Además, el índice de volatilidad Cboe, que mide la volatilidad esperada del mercado durante los próximos 30 días, no muestra que los mercados estén particularmente preocupados todavía. Inversionistas conocen que esta película ya la han visto antes.

En todo caso, como hay política de por medio y los gobernantes son impredecibles, usted si puede tratar de protegerse, tenga en cuenta lo siguiente:

1. No es momento de vender a la ligera sus inversiones.

2. Lo ideal es que mantenga una visión constructiva de sus inversiones, sobre todo en empresas o sectores que no dependen tanto de las compras del gobierno.

3. Evite el endeudamiento para apalancar sus nuevas inversiones, es decir invierta con el flujo de caja que tiene disponible.

4. Evite inversiones con margen, (lo que implica pedir dinero prestado para comprar más activos).

5. Tampoco crea que otras monedas como la moneda China es la solución. Aunque cada vez más se alerta del fin del predominio del dólar estadounidense y al yuan chino como potencial sucesor. Pensar que una moneda como el yuan chino puede ser su reemplazo es considerar todo un cambio en el orden económico y libertades adquiridas hasta ahora, por lo que la solución tampoco es pensar que ahora todo se va a transar en otras monedas.

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