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Analistas 13/04/2021

La calidad de la discusión económica

Alejandro Vera Sandoval
Vicepresidente técnico de Asobancaria

Las secuelas de la pandemia que aún vivimos serán profundas en materia económica y social pues los logros sociales alcanzados sufrirán un fuerte retroceso. Esto muestra que nos encontramos en un momento crucial para hacer reformas que nos vuelvan a poner en una senda de crecimiento y desarrollo. Por ello, la discusión democrática tan necesaria sobre el rumbo de la política económica debe ser basada en cifras y hechos empíricos y no en simples percepciones o generalizaciones de casos aislados.

A continuación, describo tres ejemplos que contienen elementos que lo que buscan es desviar el debate y terminan generando efectos perversos sobre el bienestar de los ciudadanos.

Las empresas son las ricas y deben pagar altos impuestos. Como sociedad hemos decidido que las empresas deben asumir 80% de la carga del impuesto de renta bajo el argumento de que ellas son los ricos que deben pagar. La realidad es que las empresas no son ni ricas ni pobres y lo que termina sucediendo con esa abultada carga es que se sacrifican buenas ideas empresariales y, con ello, puestos de trabajo, pues pierden competitividad en un mundo interconectado.

En lugar de esto, la discusión económica debería ser sobre cómo lograr el tránsito en la dirección de lograr que sean las personas (“los dueños de las empresas”) lo que paguen una mayor proporción del impuesto de renta, como sucede en el resto del mundo, donde 70% de la carga es para las personas y 30% para las empresas.

El IVA es regresivo luego deben excluirse de este impuesto muchos bienes. Por definición, el IVA al ser un impuesto indirecto es regresivo. Esto sucede porque grava los bienes y servicios y no los ingresos de las personas, luego, por ejemplo, dos personas que compren el mismo bien, pagarán el mismo impuesto independientemente de si una tiene un ingreso superior a la otra.

La solución colombiana ante esto ha sido sacar de la canasta del IVA muchos bienes. Sin embargo, lo que termina sucediendo es que se amplifica la regresividad del impuesto porque no se le cobra a hogares que sí lo podrían pagar. De esta forma, la tarifa efectiva de IVA para el decil de más bajos ingresos es del 7,3% del ingreso y para el decil de mayores ingresos apenas es 4,3%.

En este caso, la discusión debería ser sobre que el necesario incremento de la base del IVA debería ser compensado de forma eficiente en devoluciones a más hogares de los que hoy ya la reciben, y sobre cómo aliviar la regresividad del IVA con los otros impuestos y no sobre cómo hacer progresivo un impuesto que no puede serlo.

Una reforma pensional nueva es para que no nos pensionemos nunca. Cuando se habla de reforma pensional las personas reclaman airadamente porque creen que lo que se quiere es subir más la edad de pensión y que no van a lograr pensionarse. La realidad es que hoy solo uno de cada cuatro adultos mayores logra pensionarse y los que lo hacen son principalmente personas de altos ingresos que reciben 50% de los subsidios del Gobierno en este rubro. Por ello, la discusión económica debería ser más bien sobre cómo la reforma eleva la cobertura y reduce la regresividad de estos subsidios.

Son solo algunos ejemplos arbitrarios, pero demuestran que debemos elevar la calidad del debate económico. Es hora de confrontar el populismo y las medias verdades que en 280 caracteres pueden desviar la discusión de los temas relevantes.

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