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Analistas 27/10/2025

Ni Chespirito se atrevió a tanto

Alberto J. Bernal-León
Jefe De Estrategia Global, XP Investments

“Chaparrón, ¿sabías que la gente sigue diciendo que tú y yo estamos locos?...¿Cómo, que tú y yo estamos locos? No hagas caso Lucas, ¡¡¡decir que yo estoy loco sería como decir que tengo la cabeza llena de aire!!!…¡¡Pero a ti se te está saliendo el aire, chaparrón!! ¡Permíteme y te lo pruebo, enchúfate acá!” No sé ustedes, pero mientras veía la entrevista que le hizo Daniel Coronell a Gustavo Petro hace unos días, una de las cuestiones más bizarras que he visto en mi vida, lo único que se me venía a la cabeza es que me sentía viendo un capítulo de Chespirito un domingo por la mañana. Los que tienen más de 45 años entenderán a lo que me refiero.

El señor Gustavo Petro, el bárbaro que 11 millones de inconscientes eligieron para forjar el futuro de Colombia, no está bien de la cabeza. Confieso que en algún momento pensé que todo esto era una estrategia para quedarse en el poder después de 2026, pero sinceramente ya no lo creo. Acá la triste realidad es que Petro no debería estar pasando sus días en la Casa de Nariño, ni decidiendo sobre políticas públicas, sino durmiendo 16 horas diarias en un sanatorio y tomando Xanax para tratar de relajarse. Ese señor no tiene la capacidad de manejar un país de 50 millones de personas. Y es tan cierto lo que digo, que hasta el señor Coronell, quien estoy convencido que votó por Petro en 2022, está de acuerdo conmigo en que esto no da más.

Pero la triste realidad es que todo en esta vida se paga, y Petro seguirá en el poder hasta agosto de 2026. Por lo tanto, es menester de todos nosotros hacer hasta lo imposible para disminuir la capacidad de hacer daño que aún tiene ese señor. Un frente que me tiene extremadamente preocupado es el futuro de Ecopetrol. Petro, en medio de su patología esquizofrénica, vive convencido que vino al mundo a salvarlo de la crisis climática, y el tipo en serio jura que acabar con Ecopetrol es un primer paso para lograr su objetivo de vida.

El profesor Sergio Cabrales, experto en petróleo, y en mi opinión una de las personas más inteligentes que tiene la academia en Colombia hoy en día, argumentaba lo siguiente en sus redes sociales hace unos días: “La eventual venta de la participación de Ecopetrol en el yacimiento del Permian, en Estados Unidos, implicaría desprenderse del activo más rentable de su portafolio de hidrocarburos. En esta cuenca, el costo de levantamiento oscila entre US$5 y US$6 por barril, mientras que en Colombia se ubica entre US$12 y US$14, lo que evidencia una diferencia sustancial en eficiencia operativa y competitividad. La salida del Permian reduciría la producción total de Ecopetrol en aproximadamente en 15%, al dejar de aportar cerca de 115.000 barriles equivalentes diarios. En términos financieros, el margen Ebitda del negocio en esta cuenca alcanza 76 %, frente a un promedio de 35%-40% en las operaciones nacionales. Dicho activo representa alrededor de 14% del Ebitda total del segmento upstream, lo que confirma su relevancia estratégica. El impacto de una eventual venta no solo afectaría la generación de ingresos, sino también la estabilidad de las reservas. Ecopetrol perdería cerca de 189 millones de barriles equivalentes, más o menos 10% de su total. En consecuencia, esta pérdida comprometería el crecimiento futuro de la compañía y su capacidad para mantener inversiones y dividendos, poniendo en riesgo una de las principales fuentes de financiación del Estado colombiano y debilitando el papel de Ecopetrol como motor fiscal y económico del país”.

El presidente de Ecopetrol y su junta directiva tienen la obligación de IGNORAR ABSOLUTAMENTE TODO LO QUE DIGA Gustavo Petro, y el sindicato de trabajadores de Ecopetrol tiene la obligación histórica de parársele de frente al wannabe dictador de Colombia para evitar que haga aún más daño. Petro NO ES EL DUEÑO de Ecopetrol. Los colombianos somos los dueños de Ecopetrol, y no podemos permitir que un loquito como Goyeneche destruya la viabilidad futura de la macroeconomía de Colombia. Faltan 287 días para que se vaya este bárbaro. Ánimo. Ah, y ojo con el 2026.

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