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Recuerdo como si fuera ayer el comentario que le dejó el expresidente Ricardo Lagos a la audiencia durante una conferencia en Nueva York a eso de agosto del 2001. El expresidente de Chile terminó su charla en el Hotel Plaza de NY con este gran pensamiento: “Mi objetivo como presidente de Chile es el de crear las condiciones necesarias para que cada niño en Chile, si este lo desea y trabaja por eso, tenga la oportunidad de llegar a ser el próximo Bill Gates”.
Varios años después, el presidente Rafael Correa, en ese momento candidato Correa, aceptó una invitación del Concilio de las Américas para hablar con inversionistas internacionales. El evento fue en el Harvard Club, un club muy tradicional de NYC. Correa nunca llegó a la reunión. Dio su charla por celular. Algunos me contaron después que Correa no llegó porque no se le dio la gana ponerse una corbata, requisito para entrar al Harvard Club. Desde su celular, Correa insultó a los inversionistas internacionales, llamándolos usureros, títeres del FMI, además de no recuerdo cuantos improperios más. Terminó su charla hablando de como los inversionistas no entendían el valor que significaba que Ecuador tuviera el único colibrí del mundo que vuela al revés.
Hace unos días Gabriela Calderón, del CATO Institute, le presentaba a los ecuatorianos las verdaderas cifras económicas del gobierno de Correa. Gabriela demostraba que es falso que durante la “revolución ciudadana” de Correa se hubiera incrementado el crecimiento económico. Según Gabriela, el crecimiento promedio de la economía de Ecuador estuvo entre 2000 y 2007 en 4,2% año/año, más alto que el 3,3% año/año que se ha visto desde que Correa tomó las riendas del país. Gabriela también demostraba como la deuda pública contra PIB pasó de 75% a 28% entre 2000 y 2006, gracias a la implementación de políticas fiscalmente sostenibles, a subirla de 28% a 45% entre 2007 y 2016. Correa gastó tanto, que incrementó la deuda a pesar de haber declarado la cesación de pagos de la deuda por supuestamente esta ser ilegitima.
El lector me dirá, “pero Alberto, vaya y mira la calidad de las carreteras del Ecuador!” Es cierto que Correa mejoró exponencialmente la calidad de la infraestructura vial del país. Ahora, ¿cómo lo hizo? Pues a punta de atracar a los viejitos de Arkansas. Correa decidió dejar de pagar la deuda pública al principio de su gobierno porque dizque la deuda era “ilegítima”. Para darle sustento a semejante sandez, Correa invitó a economistas de medio pelo para que encontraran razones válidas para dejar de pagar la deuda. Óigame lo que se les ocurrió: decir que la deuda de Ecuador era “ilegitima” porque la Reserva Federal había subido las tasas de interés a principios de los ochentas. Es en serio.
Como si fuera poco, Correa se apropió de los recursos que dejaba el famoso Bloque 15 de Occidental Petroleum. El gobierno de Ecuador se apropió de ese campo en forma abusiva, porque dizque Occidental no había hecho un trámite adecuadamente. El Bloque 15 producía 100.000 barriles diarios. Con ese dinero robado se construyen muchas carreteras. Pero como dice el dicho, pan para hoy, hambre para mañana.
Cuando hablo con inversionistas, se refieren a Ecuador como una cleptocracia. Rafael Correa es un estafador, no un estadista. Por último, si el lector quiere conocer hasta donde llega la perversidad de este líder, averigüe sobre la mega transacción que se hizo versus la deuda de Ecuador con Credit Default Swaps en los días anteriores al default de la deuda de Ecuador. Ojalá alguien algún día investigue bien todos los pormenores de esa transacción.