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Además de estar cobrando US$250.000 por charla a inversionistas y de viajar de lado a lado en el mundo a petición de líderes mundiales, Ben Bernanke, en mi opinión el más hábil e inteligente Presidente que ha tenido la Reserva Federal de EE.UU. en su historia, ha comenzado a escribir nutridamente en un blog patrocinado por el Brookings Institute, un think-tank muy relevante de EE.UU. Obviamente he organizado una rutina muy específica para ver que nueva inteligencia de mercados nos regala el Dr. Bernanke cada semana.
En su penúltima entrada en el blog, el otrora presidente de la Fed nos ilustra sobre una discusión que tuvo él con el afamado economista John Taylor durante las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional. El Dr. Taylor argumentó hace un par de semanas en este foro anual, que la Fed había sido culpable de meterle mucha gasolina a la burbuja inmobiliaria que explotó en EE.UU. durante 2008, en gran parte porque había mantenido las tasas de interés muy bajas durante el periodo 2003-2005. Taylor también le dijo a la audiencia que la regla de Taylor implicaba, inequívocamente, que hoy en día la Fed ya debería haber subido las tasas de interés. En síntesis, Taylor recomendó que de ahora en adelante la política monetaria de la Fed se rigiera por una regla matemática preestablecida. Mejor dicho, la visión de Taylor es que se debe acabar con la discrecionalidad en el manejo de la política monetaria en Estados Unidos. La visión de Taylor es una visión muy ‘austriaca’ del mundo, una que necesariamente implica que la Fed ya no debería preocuparse por cumplir con un doble mandato, sino más bien solo debería enfocarse en el control de la inflación.
La respuesta de Bernanke a la visión de Taylor es bastante nutrida. Bernanke comienza por decir que la evidencia muestra que la regla de Taylor no se ha ajustado tan perfectamente a la evidencia como sí lo ha hecho la regla de Taylor ‘modificada’ (modified Taylor rule). Según Bernanke, la evidencia está mostrando que la regla de Taylor debería darle un coeficiente de 1, en vez de 0.5, al componente de la ecuación que se utiliza para estimar el efecto en la política monetaria del tamaño de la brecha del crecimiento en un momento específico. Todo esto es muy técnico, pero las implicaciones sobre la política monetaria son inmensas. Me explico: mientras la regla de Taylor implica que para este momento la tasa de interés de intervención debería estar en aproximadamente 2% nominal, la regla de Taylor modificada dice que la tasa de interés de intervención actual aún debería estar en 0%.
Bernanke avanza su argumento para desvirtuar la visión de que la Fed se debería volverse de ahora en adelante un órgano reactivo sin espacio para deliberar. Bernanke toca un par de puntos corolarios. Por ejemplo, lo que diga la regla de Taylor en algún momento especifico del tiempo está atado a la estimación que haga el investigador sobre el tamaño de la brecha de crecimiento, un número que es, por definición, no observable, pues la estimación de la capacidad potencial de una economía es, como se implica, necesariamente una estimación. Mejor dicho, obligar a la política monetaria a que se base únicamente en una fórmula matemática conlleva inmensos riesgos, según Bernanke, pues no se puede saber con certeza que los números que se están incluyendo en la ecuación son certeros.
Quitarle la discrecionalidad a un banco de altísima credibilidad como la Fed no tiene lógica. Subyugar la política monetaria a los lineamientos de una fórmula matemática quizás sería una política lógica para países que no tienen credibilidad (por ejemplo, Ecuador). Pero en el caso de la Fed, el costo de acabar con la discrecionalidad puede ser muy alto. Bernanke termina su escrito pidiéndole a la “vida” que robots no sustituyan a los economistas que hacen parte de la junta del banco. Secundo esa plegaria.