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Analistas 25/04/2022

De inteligentes y mediocres

Alberto J. Bernal-León
Jefe De Estrategia Global, XP Securities

Hace dos semanas el presidente Duque estuvo en NYC desarrollando una agenda de trabajo de esas que considero son humanamente imposibles. Estoy convencido que la capacidad de trabajo que tiene Duque no la tiene ni el mismo presidente Uribe. Ese lunes en el cual el presidente Duque almorzó con inversionistas en el evento que le organizamos con XP, el presidente ya había tenido cuatro reuniones en la mañana, la primera a las 7AM, y sé que terminó ese día en una comida con industriales a altas horas de la noche. Me cuentan que el martes a las 7:30 de la mañana el presidente ya estaba en otro desayuno. Ese lunes después del almuerzo con los inversionistas, Duque participó en el lanzamiento de la “taxonomía verde” de Colombia, un proyecto de inmensa envergadura que busca poner al país en la vanguardia de la lucha en contra del cambio climático en compañía de otros cinco países del mundo, los únicos que han logrado avanzar en este proyecto. La “taxonomía verde” es como un inventario que deberán delinear eventualmente todos los países del mundo para tener más claro cuál es su contribución (positiva o negativa) sobre la calidad del medio ambiente del planeta. Por ejemplo, la ganadería resta puntos por la generación de metano, el cuidado de la selva y los bosques generan ganancias dentro de esta “cuenta T”; las energías alternativas generan beneficios dentro de la ecuación, la explotación de hidrocarburos quita beneficios. El punto, nuevamente, es saber en donde está parado cada país en la lucha contra el cambio climático.

La presentación en sociedad se hizo en la cuna del capitalismo, la Bolsa de Nueva York. Y esto es poético, porque demuestra que Duque es uno de esos seres especiales que han logrado entender que la transición energética de los hidrocarburos al carbón cero implica la utilización de capitalismo, y más importante aún, de hidrocarburos. Duque, a diferencia de un tipo como Gustavo Petro, entiende que, para poder salvar al mundo de la tragedia del cambio climático, se necesita mantener la exploración y explotación de hidrocarburos. Es más, me cuentan que el presidente Duque es tan hábil que, de la mano del lanzamiento de la taxonomía verde, se logró un apoyo extraordinario de Europa para con la industria del carbón de Colombia. ¿Por qué? Porque Europa POR FIN entendió que no puede seguir arrodillada ante el criminal de lesa humanidad Vladímir Putin. Gracias a las gestiones de la administración Duque, Colombia ya tiene vendida toda su producción de carbón para los próximos dos años a precios récord.

Ingrid Betancourt también me tiene bien impresionado con su capacidad de entender que para lograr salvar al mundo del cambio climático necesitamos más petróleo. Ingrid es una mujer muy inteligente. Gustavo Petro, desafortunadamente para Colombia, no lo es. Petro no entiende que su idea de prohibir la exploración de nuevos yacimientos petrolíferos solo logrará colapsar el valor de la acción y de los bonos de deuda de Ecopetrol, de esa forma sepultando la capacidad de la empresa para seguir avanzando en la modernización (volver más verde) la red eléctrica de Colombia, y destruyendo la capacidad de la empresa para ampliar e invertir en nuevos proyectos de energía solar y eólica. Insisto en que la peor parte del programa económico de Petro es la que tiene que ver con el futuro de la industria de hidrocarburos y la minería. Esa política está basada en una ignorancia atrevida sobre cómo funciona el mundo.

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