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Analistas 07/09/2023

Celebrar la diversidad laboral

En toda estrategia corporativa debemos poner en el centro a las personas. Un eje fundamental es asegurar espacios laborales sanos y seguros que permitan un desempeño óptimo y productivo. De hecho, en el cimiento de una sociedad próspera y justa yace la necesidad de generar políticas que abracen el enfoque de género. Estas, no solo buscan asegurar una mayor calidad de vida, sino también forjar un camino hacia la erradicación de las desigualdades.

Si bien los trabajos pueden ser realizados por hombres y mujeres, dadas sus condiciones físicas, psicológicas y sociales, podrían generar exposición a peligros y riesgos que requieren medidas diferenciales. Según la Agencia de Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (Osha) estas diferencias no están reconocidas y se subestima la carga y los riesgos relacionados para las mujeres en el trabajo.

No es algo nuevo. En 1995, se definió la Plataforma de Acción de Beijing, la cual introdujo el concepto de perspectiva de género que “plantea la necesidad de utilizar unas «gafas» especiales para valorar las diferentes situaciones, condiciones y posiciones de mujeres y hombres en el mercado laboral”.

De allí surge una preocupación que debe ser considerada desde la gestión de la SST asociada a la sobrecarga a la que pueden estar expuestas las mujeres quienes, de acuerdo con la ONU, dedican entre una y tres horas más que los hombres a las labores domésticas y entre dos y 10 veces más tiempo al cuidado de hijos lo que impacta directamente en sus condiciones.

La atención no se dirige exclusivamente hacia la mujer en sí, sino hacia el papel que hombres y mujeres desempeñan. Esto permite identificar las diferencias y similitudes presentes con el objetivo de ofrecer propuestas que guíen una gestión del riesgo efectiva para ambos géneros. Resulta esencial en el ámbito de la SST hacer visibles las diferencias entre hombres y mujeres, lo que tendrá un impacto significativo en la reducción del riesgo.

En este sentido, es clave llevar a cabo análisis diferenciados de cuál es la exposición a diferentes peligros, así como implementar las medidas de prevención y protección en el entendimiento de dichas divergencias. Basta ver cómo existen elementos de protección personal cuya confección, tallajes y producción son ajenas a la fisionomía de una mujer, aumentando la exposición al riesgo.

Por lo tanto, a las organizaciones nos corresponde que los Sistemas de Gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo identifiquen y evalúen los riesgos con una variable de género, para que los controles y la promoción de la salud recojan información y acciones precisas que promuevan la equidad.

Desde el Consejo Colombiano de Seguridad invitamos a generar conciencia en la importancia de crear e implementar políticas bajo un enfoque diferenciado para las trabajadoras y adoptar recursos y medidas que respondan a sus necesidades, desde aspectos tales como el diseño de puestos de trabajo, el uso de equipos, la exposición a sustancias, la distribución de tareas, la planificación de cronogramas, la flexibilidad de horarios, entre otros, así como la inclusión de procesos de socialización y sensibilización dirigidos a todas las instancias de la estructura corporativa.

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