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Analistas 10/07/2022

Los buenos hábitos se sostienen en las vacaciones

Adriana Gutiérrez Ramírez
Gerente de Bloom Ecoworking
Adriana-Gutiérrez-Ramírez
La República Más

Hablar de turismo regenerativo, turismo sostenible y demás es un tema que toco durante las temporadas de vacaciones porque siento que a alguien le puede servir para llevarlo a la práctica. Sin embargo, me he podido dar cuenta que es un tema que tratamos cada equis tiempo y que al no haber continuidad sobre el mismo, se puede olvidar fácilmente.

De la misma manera, existen muchas personas, entre ellas, madres y padres de familia, que poco a poco han comenzado a incorporar a su vida familiar buenos hábitos para hacer del planeta un lugar sostenible en el tiempo. Sucede que muchos de estos hábitos que se van incorporando al estilo de vida de las familias durante la temporada de vacaciones no se sostienen, por el contrario, se descuidan y es justamente en estos momentos donde la coherencia y el sostenimiento de los hábitos cobran especial importancia en la vida de los hijos.

Muchas veces generar tal continuidad se nos dificulta un poco ya que en las habitaciones de hotel o en las playas no hay contenedores para hacer la correcta disposición de los desechos y muchas veces arruinamos el trabajo adelantado en casa por que debemos depositar todo de manera incorrecta en un solo contenedor a falta de las herramientas adecuadas. No obstante, cuando hay voluntad y ganas sale a brote la imaginación ¿Qué tal llamar a la recepción y solicitar bolsas verde y blanca? o ¿Qué tal llevarlas en la maleta como parte del equipaje? no se trata de ser exagerados y amargarnos las vacaciones por esto, pero sí de ser consistentes con lo que venimos enseñando a nuestros hijos en el hogar.

Lo mismo sucede con las bebidas que vienen en botellas plásticas, sabemos que abundan por las playas y que no podemos ser ajenos a las mismas en caso de requerir tomar una bebida refrescante y no tener a la mano otro tipo de envases. Podemos entonces adquirirlas mediante un acto consciente y consensuado con nuestros hijos, de que las mismas podrán ser reutilizadas al máximo durante el resto del paseo y que al final las dispondremos adecuadamente para ser recicladas. Lavarlas con ellos, secarlas, quitar las etiquetas y por supuesto, desecharlas en el contenedor adecuado para ser reciclado puede convertirse en un acto de coherencia que enseñe a nuestros hijos a tener siempre un plan b en no solo en temas de sostenibilidad sino ante cualquier situación de su vida.

De la misma manera, debemos cargar con nosotros los desechos de todo lo que consumimos en la calle, en el bosque o en la playa hasta encontrar el recipiente adecuado durante el recorrido o hasta llegar a la habitación donde nos esperan nuestras bolsitas de colores. Lo ideal, es cuidar al máximo durante el viaje nuestra disposición de desechos, así cuando regresemos a casa no debemos retomar los buenos hábitos sino que nos daremos cuenta de que ya es una práctica propia de nuestro nuevo y sostenible estilo de vida.

Durante el paseo podemos enseñar a nuestros hijos otras buenas prácticas más propias del turismo pero que bien aplican para sostener nuestro estilo de vida estemos donde estemos. Salir a caminar con una bolsa e ir recogiendo basura, consumir productos locales como frutas, verduras, alimentarnos principalmente en los restaurantes de las comunidades que habitan la zona, comprar productos y regalos elaborados por artesanos, grupos étnicos o madres cabeza de familia son “pequeñas” pero a la vez grandes prácticas turísticas que hacen que el recorrido de nuestros hijos por el camino verde sea sostenido y coherente durante las temporadas de vacaciones.

Enseñar con el ejemplo es una tarea que no se suspende en ningún momento y en la que muchas veces nosotros mismos como padres fallamos en coherencia, nos llenamos de excusas y terminamos por desvirtuar todo aquello que aprenden en la escuela y que nosotros mismos trabajamos en el hogar. En las vacaciones y en muchas otras situaciones de la vida nos debemos enfrentar a retos que ponen a prueba nuestra creatividad pero sobretodo nuestra capacidad de resolver los obstáculos. Hagamos de cada uno de estos momentos un espacio para resolver en familia, una oportunidad para tomar decisiones en equipo y un gran salón de clases al que asistimos padres e hijos para aprender algo nuevo sobre la sostenibilidad del planeta.

Los buenos hábitos se sostienen y se potencian durante las vacaciones.

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