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ALTA GERENCIA

La nueva generación de empresarios

martes, 21 de marzo de 2017
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Andrés Julián Gómez Montes

Este es el hombre de negocios millonario que está grabado en la mente de la mayoría de las personas. Esa persona que trabaja largas horas del día, con el objetivo primordial de aumentar su fortuna. Una fortuna que lleva a muchos a pensar para que necesitará tanto dinero el día que se muera. 

Al tener negocios y de hecho, ser un hombre de negocios, entiendo perfectamente y comparto la idea de que las empresas están diseñadas para hacer dinero. Una empresa comercial, está formada con el interés de hacer dinero y bastante, teniendo una importante retribución para sus accionistas. Eso no lo discuto, la reflexión que hago el día de hoy son los límites a los cuáles deben llegar las empresas en esta búsqueda y el verdadero sentido de acumular dinero.

Hace un par de semanas, con mi tarjeta de crédito de Davivienda intenté hacer una compra por Internet en Estados Unidos. Aunque la transacción fue aprobada por este banco, por alguna razón el comercio decidió no aceptarla. Intenté hacer nuevamente la transacción, nuevamente fue aprobada por el banco, pero el comercio no quiso aceptarla. Sé que Davivienda aprobó estas dos transacciones pues recibí dos mensajes a mi celular y unos 30 minutos después, otros dos mensajes adicionales diciendo que las transacciones habían sido reversadas por el comercio, es decir, como si no hubiera pasado nada.

Al día siguiente intenté hacer una transacción física con esta tarjeta por $25,000 y fue rechazada por fondos insuficientes. Me pareció raro, pues tenía más de $1 millón de cupo, pero imaginé que como los sistemas de esta empresa no son los mejores (ya he hablado de este tema en este mismo espacio), no había liberado el cupo de las dos transacciones anteriores. Sin embargo, lo grave de esto, es que después veo que este banco me cobro $4,800 por concepto de fondos insuficientes ¡$4,800 por fondos insuficientes! ¡Qué hambre depredadora y voraz la de Davivienda (y ojo, debería tener más que fondos suficientes)!

Hace unos años hablando con la Comisión Reguladora de Comisiones (CRC), me contaron que tras un análisis que hicieron, sabían que a un operador de telefonía celular le cuesta menos de $1 enviar un mensaje SMS. Esto ha llevado a la CRC a crear regulaciones que obligan a las empresas de telefonía celular a bajar sus tarifas de envío de SMS, pues consideran que la ganancia es gigante. Y aunque las tarifas han bajado, lo cierto es que con un SMS una empresa de telefonía celular pueda estar obteniendo ganancias porcentuales en el rango de los miles, cientos de miles o incluso millones.

Por el lado de los bancos, uno no ve ese tipo de controles por parte de entes de vigilancia, como la Superintendencia Financiera. Por ejemplo, yo no logro entender cómo una transacción electrónica, de un banco a otro o incluso dentro del mismo banco puede costar $5.000 o más. El costo de los bancos es marginal y aunque puede ser bastante más que el $1 del SMS, la ganancia que obtienen los bancos por este concepto es exagerada. Lo mismo sucede con los $10,000 de la “consignación nacional” o los $1.000 que cobran muchos bancos por retiro de cajeros, adicional a la cuota de manejo de la tarjeta débito.

Insisto que el tema no es dejar de hacer dinero, sino de verdaderamente entender los límites que deben tener los empresarios y el para qué del dinero. En la próxima entrega de esta serie, profundizaré mucho más mis argumentos, por ahora solo dejo la idea de que hay una nueva generación de empresarios multimillonarios, dónde han cambiado su enfoque de hacer dinero, a servir más gente (y servir realmente a la humanidad) y sus fortunas aumentan constantemente. Solo piense en Elon Musk y Richard Branson para entender a quienes me refiero.

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