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En los últimos años, Colombia y España han reforzado sus vínculos en todos los ámbitos, hasta el punto de que ambos países nunca han estado ni se han sentido tan próximos. Y a subrayar esa percepción han contribuido recientemente dos acontecimientos: la visita a Colombia del ministro de español de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, acompañado por una amplia representación empresarial, y la emotiva despedida del embajador colombiano en España, Fernando Carrillo, diplomático excepcional que ha ayudado a que nuestros países se sientan aún más hermanados.
He tenido la fortuna de acudir a viajes acompañando a autoridades y he de decir que esta última gira de empresarios y diplomáticos fue especial. Se trató de un viaje oficial, pero cálido y humano… diferente, en el que empresarios españoles y colombianos tuvimos la ocasión de conocernos y de sentir la proximidad de políticos y autoridades. Desde la cena de inauguración, invitados por el empresario Jaime Gilinski en su hotel, a la recepción dispensada por Jean Claude Bassudo en Isla Margarita y a la tremenda proximidad y afabilidad que nos regaló el presidente Juan Manuel Santos, que tuvo tiempo para todos y nos hizo sentir como en casa.
Este encuentro oficial pero “personal”, con Cartagena de Indias como marco ideal para el diálogo hispano-colombiano, tuvo un formato participativo, en el que empresarios de ambos países pudimos pensar juntos y hacer propuestas para mejorar en diferentes áreas, especialmente en turismo, sector que Colombia quiere convertir en palanca de crecimiento, en el que las compañías españolas tienen gran experiencia que aportar y en el que concluimos que se necesita un plan estratégico. Ahí España es enclave importante. Como emisor de alto número de viajeros y como mercado de inversores.
A todos nos quedó claro que nuestros países viven un momento brillante en colaboración, entendimiento e impulso de los vínculos económicos, inversores y sociales. Y haber tenido la posibilidad de fijar proyectos conjuntos y conocer de primera mano planes y necesidades de las compañías resultó ilustrativo y enriquecedor. Creo que es momento de pensar en Colombia, que ha logrado una transformación impresionante y es ejemplo de estabilidad macro y espíritu reformista, como destino ideal para grandes inversiones. Y el avance del proceso de paz y el desarrollo de infraestructuras aumenta ese posicionamiento.
Recién de regreso a Madrid, otro evento apuntaló la percepción del buen momento bilateral, pese a la tristeza de que fuera una despedida, la de Fernando Carrillo, notable diplomático y gran amigo que emprende otra etapa. Embajador los dos últimos años, deja huella imborrable de ilusión, trabajo y logros. El capítulo ibérico del Ceal, que me honro en presidir, le dispensó una emotiva cena de agradecimiento al término de su misión; una cena presidida por el ministro de Justicia de España, Rafael Catalá, y a la que asistieron importantes personalidades del mundo empresarial y político, que quisieron mostrarle su cariño y agradecimiento.
En mi opinión, uno de sus mayores logros ha sido el de acercar a su país a la paz. Además, hay que reconocerle que con sus gestiones se haya logrado que la UE elimine la visa a los colombianos en noviembre de 2015; el nacimiento de la Fundación España y Colombia y el encuentro empresarial de Cartagena con el que inicié este artículo. Carrillo también ha contribuido a que Colombia fuera por primera vez país invitado a la Feria ARCO; a la creación de la Cátedra Colombia en la Universidad de Salamanca y a que su país sea sede de la Cumbre Iberoamericana 2016.
Había motivos más que suficientes para rendirle homenaje. En palabras de Catalá, el embajador ha sido y es ejemplo de vida de servicio, de compromiso a su país y a la comunidad iberoamericana. Aquí deja amigos y una impronta inolvidable. Sí, Colombia y España están más cerca que nunca.
Este proyecto propone un nuevo pacto fiscal para la sociedad colombiana, medidas progresivas en tributación y busca reducir la desigualdad para salir del vergonzoso lugar de ser uno de los más desiguales del mundo.
Salinas del Rey es un punto en alza. Es la muestra que cuando el liderazgo se ejerce con la visión puesta en la competitividad, la sostenibilidad y la gente, el resultado es el orgullo y el reconocimiento global