Bajar el precio del arroz sacaría de la pobreza a 1,6 millones de personas

Con un diferencial de precios de hasta 60% por cada tonelada de arroz blanco frente a Estados Unidos, Colombia se convierte en uno de los países donde más se cobra por este bien de consumo, situación que de revertirse, según un estudio de Fedesarrollo, sacaría a $1,6 millones de personas de la pobreza.

El consumo per cápita de arroz en las zonas rurales es 26% más alto que el de las ciudades y los estratos 1, 2 y 3 gastan 64% más que el promedio nacional en la compra de este bien cada mes.

El mencionado cereal, que es base de la dieta alimentaria en el país, es el producto en su categoría más demandado de la canasta familiar seguido por las harinas y pastas, de ahí que cualquier incremento en su precio de venta al consumidor impacte en la economía familiar.

Si bien las medidas anunciadas en días pasados por el ministro de Agricultura, Rubén Darío Lizarralde, de dar un apoyo de $100.000 por cada tonelada de arroz que los molinos le compren a los productores lograron evitar mayores incrementos, los costos siguen siendo un problema.

Según cálculos de la Federación Nacional de Arroceros (Fedearroz), mientras la tonelada más baja corresponde a países como Vietnam (US$387,5) o Tailandia (US$407,5) y Estados Unidos maneja referentes de US$562,2, en Colombia la equivalencia es de US$980 por arroz blanco.

El mencionado estudio de Fedesarrollo, contratado por la Cámara Induarroz de la Andi, muestra que el precio colombiano es el más alto de la Comunidad Andina (62% por encima de Ecuador y Perú), lo que se explica, principalmente, por el acceso a la tierra y los fertilizantes.

Sin embargo, debido a los altos inventarios que se han mantenido desde 2010 y que hoy se calculan en 500.000 toneladas, desde hace cuatro años el Gobierno tomó la decisión de restringir las importaciones de la Comunidad Andina de manera intermitente. De hecho, actualmente la medida está en vigencia.

Pero, según Fedesarrollo, su efecto en los precios internos en el mercado doméstico es negativo, por lo que cuestiona que la política comercial “reduzca el bienestar de consumidores y lo transfiere hacia cultivadores”.

El analista Guillermo Trujillo considera que la política vigente solo ha ocasionado “una concentración del ingreso, encareciendo productos populares para favorecer a los productores”.

Y aunque critica el estado asistencialista, asegura que optar por un subsidio en el fondo es mejor y menos grave que intervenir los precios y transferir el gasto a las familias, pues de esta forma no se afecta el mercado.

“Es mejor no meterse con los precios y dejar que estos valores se determinen por oferta y demanda, aún cuando fluctúen todo el año”, concluyó.

“Tenemos que comenzar por adecuar las tierras”
Rafael Hernández, presidente de Fedearroz, dijo que los sobrecostos se explican por el hecho de que Colombia no tiene sus tierras agrícolas lo suficientemente adecuadas. “Hay sobreutilización de fertilizantes, pocos distritos de riego, los suelos no están bien nivelados y no se usan equipos de precisión; tenemos que empezar por solucionarle el problema de adecuación de tierras y falta de infraestructura a la agricultura”, dijo.

“Creemos que el consumo ha caído sustancialmente”
El presidente de la Junta Directiva de Induarroz, Andrés Murra, cuestionó que siempre se habla de los actores de la cadena, pero nunca del consumidor. “La participación del arroz en la canasta de consumo de hogares de ingresos bajos es muy alta, cualquier variación afecta el bienestar de estas familias”, explicó. Por eso, cree que si el Gobierno les exige pagarles más a los arroceros el consumidor verá aumentos hasta de 10% por libra.

“No basta con darle aspirinas a trabas que son de cirugía”
Así lo manifestó Nelson Roa, presidente de la Asociación de Arroceros de Casanare, para quien el ponerle un precio a la cosecha no es una solución de fondo a los verdaderos problemas como el contrabando y los TLC. “En vez de una solución real hay medidas medidas coyunturales y cortoplacistas”. Roa dijo que en el fondo este subsidio es igual al de 2013, “otra medida que beneficia la industria supuestamente para ayudar a los cultivadores”.

La opinión

Guillermo Trujillo Estrada
Analista del sector agropecuario
“Nadie en este debate ha tenido en cuenta a los consumidores ni a la importancia que tiene este alimento que es parte de su dieta básica, en cambio prefieren favorecer la renta de los productores”.