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ANALISTAS

¿Un nuevo país con más de lo mismo?

martes, 31 de marzo de 2015
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El artículo 64 del PND, que tanto incomoda al sector de la economía solidaria, plantea la posibilidad de que lo que fue construido por muchos termine en manos de muy pocos. Eso es más de lo mismo.

Pasadas las primeras sesiones en el Congreso sobre el PND quedan claras varias realidades. El Gobierno Nacional no tiene idea del papel que han jugado las organizaciones del sector solidario en el desarrollo y la creación de escenarios para la paz en el país, fruto de la inclusión social y financiera de la economía solidaria, sobre todo en el sector rural. 

La razón para afirmarlo se encuentra en la redacción del artículo 64 de este plan que hoy está en debate en el Congreso y a punto de ser aprobado.

Un texto que originalmente buscaba tratar específicamente la situación de Saludcoop, como lo alertó la semana pasada el senador Jorge Robledo, terminó por convertirse en la puerta para que mañana las cooperativas de salud se puedan cambiar a sociedades anónimas, violando lo estipulado en la ley 79 de 1988, art. 6, en lo previsto por la Constitución Nacional y en la misma legislación internacional sobre derecho cooperativo y solidario. Aunque el texto se refiere a las de salud, el poema de Bertolt Bretch es muy claro al respecto: primero vienen por las de salud, pero cuando vengan por el resto ya será demasiado tarde.

La historia en otros países ha demostrado que, cuando una empresa de carácter solidario se le abren posibilidades especiales para convertirse en una por acciones, pueden surgir actores internos o externos a las mismas que terminan por apropiarse de manera individual de una organización colectiva, que hoy en Colombia suman 7,5 millones de asociados distribuidos entre cooperativas, fondos de empleados y asociaciones mutuales.

Para los que no saben qué es el modelo cooperativo o la economía solidaria, podría tratarse de algo “normal” en la economía del mercado, pero no es así. Desmontar al sector de las empresas sin ánimo de lucro es entrar equivocadamente a la tan esperada paz, que así las cosas no serían tan duraderas ni estables. Más de lo mismo, donde el país está requiriendo propuestas novedosas.

Por ejemplo ¿Cómo es posible que las cooperativas con actividad crediticia y otras empresas del sector logren mejores tasas de interés que el resto del sector financiero? Por los costos de transacción que ofrece la economía solidaria desde la confianza y el autocontrol. Es por esto que en el último año logramos que la calidad de nuestra cartera estuviera 53 puntos básicos por debajo del promedio del sistema financiero y por tipos de cartera, y que la de consumo alcanzara una calidad de 3,22% en contraste con 4,38% del sistema.

Un nuevo país que sueña con una paz para todos, requiere innovación y conocimiento de lo social y de lo rural, en donde la democracia del capital -donde cada peso vota por igual-, no es la única democracia económica, y no más de lo mismo.

El cooperativismo y la economía solidaria emergen como alternativa, que además fue “acordada” en el primer punto de las negociaciones en La Habana. Por lo mismo desde el gremio, muy respetuosamente, expresamos nuestra preocupación si se aprueba el artículo 64, como está redactado e ignorando lo que el sector de la economía solidaria ha hecho, hace y hará por un país más educado, más equitativo y en paz.

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