MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
Un sistema de salud sostenible es la base para el desarrollo económico y social, pero ante el escenario actual surgen muchas preguntas
El acceso a la salud y la supervivencia del sistema están en manos de la construcción de modelos sostenibles que apunten a la optimización de recursos, desde una óptica de costo-eficiencia y bajo la promesa de generación de resultados que verdaderamente garanticen el bienestar y la vida de la mayor cantidad de población posible.
Un sistema de salud sostenible es la base para el desarrollo económico y social, pero ante el escenario actual surgen muchas preguntas: ¿cómo se puede lograr sostenibilidad ante tanta necesidad de atención ocasionada por las secuelas del COVID-19, el aumento de las enfermedades crónicas, el envejecimiento de la población y la falta de recursos?, ¿pueden las empresas de la industria de la salud ser un aliado estratégico de los gobiernos?, ¿cómo se puede garantizar el acceso a los dispositivos médicos y medicamentos que mejoren, prologuen y salven vidas?
Algunas de las respuestas se han venido construyendo colectivamente entre los agentes del sistema. Sin duda, es necesario pensar en inversiones más altas, alianzas público-privadas y una revisión de los esquemas regulatorios que permitan la evaluación y adopción de modelos flexibles que, antes que nada, sitúen al paciente en el centro de la conversación.
Sin embargo, algunas de las medidas de sostenibilidad actuales parecen limitarse a elegir los tratamientos únicamente por su costo y no por el valor que aportan al sistema de salud y a la calidad de vida de los pacientes, lo cual relega a la innovación hacia un segundo plano y sucede lo mismo con el valor real de la costo – eficiencia desde su aporte terapéutico.
En este escenario, existen oportunidades para materializar el aporte del sector privado a la sostenibilidad, no solamente desde la autorregulación de precios o desde la innovación como vía para garantizar el bienestar del paciente a largo plazo, sino a partir de la manera en que las empresas adquieren un rol activo y propositivo desde la colaboración y se convierten en socios para la solución de los problemas en salud.
Para ello, es necesario entonces el establecimiento de narrativas colectivas sobre un nuevo sistema basado en el acceso y la calidad, bajo una visión de universalidad. El sector privado tiene la capacidad de establecer relaciones y alianzas en beneficio de la atención en salud, pues dispone de grandes adelantos en materia de tecnología que pueden ser usados como herramientas para la ampliación de los servicios.
De la misma manera, estos recursos de los que dispone el sector, se convierten en una parte fundamental para la promoción de campañas que transformen el modelo curativo actual hacia un modelo más preventivo, en donde el individuo sea también responsable de medidas que puedan impactar factores modificables de las enfermedades.
Nunca antes en la historia se le había dado tanta atención y presupuesto a la salud, ni valorado así la magnitud de su impacto para el desarrollo socioeconómico. Por ello, es el momento de replantear el sistema de salud que se necesita para enfrentar las enfermedades crónicas, el envejecimiento y una gran demanda de gasto farmacéutico; de revisar cómo a través de las alianzas público-privadas se pueden enfrentar retos, y sobre todo, de estar mejor preparados para enfrentar actuales y futuros retos a la salud pública.