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Incidencia en porcentaje de la población
Algunos datos fundamentales son buenos, incluso la evolución de la pobreza y la desigualdad, pero la percepción de deterioro de la seguridad y los precios altos pesan más
Hace un par de días, el presidente Gustavo Petro dijo que durante el año pasado la incidencia de la línea de pobreza monetaria cerró en 31,8%, frente a 34,6% de 2023. Un elocuente avance luego de que el Gobierno actual recibió el país con 36,6%, y al revisar el dato del Dane desde 2012, el descenso es mayor: 41%. Lo que lleva a afirmar que la incidencia de la pobreza monetaria disminuyó 9,2%.
“Este Gobierno logró bajar la línea de pobreza monetaria a un punto histórico: 31,8% en el total nacional durante 2024, el menor porcentaje de la historia registrado para este tipo de estadística. Significa que hemos logrado bajar la pobreza monetaria hasta donde ningún presidente lo había logrado”, enfatizó el Presidente.
Pero, ¿qué es la pobreza monetaria? Dicta el Dane que la línea de pobreza monetaria es el valor en dinero que necesita una persona al mes para adquirir una canasta básica de alimentos, servicios y otros bienes mínimos para vivir. Si una persona tiene un ingreso menor a este valor se considera en situación de pobreza monetaria.
Esta manera de medir la pobreza, identifica a los pobres cuando hace comparaciones del ingreso per cápita de la unidad de gasto con el costo monetario de adquirir una canasta de bienes alimentarios y no alimentarios, a través de un umbral mínimo.
La tendencia desde 2002 de este indicador ha sido decreciente, con un frenazo entre 2017 y 2018 cuando no presentó una variación estadísticamente significativa (pasó de 26,9% en 2017 a 27% en 2018). Obviamente, la pandemia llevó el indicador en los mínimos más los cambios de metodología a nivel internacional.
Es cierto que Colombia hoy tiene la tasa de pobreza más baja de su historia (Dane, Estudio Anual de Pobreza Monetaria) pero también, que ese 31,8% es aún muy alto si se compara con otros países similares, máxime cuando Colombia tiene la tercera inflación más alta, solo superada por Argentina y Venezuela.
La línea de pobreza per cápita más reciente es de $460.198, lo que quiere decir que si una persona tiene ingresos mensuales inferiores a ese valor, es considerada pobre. Esta línea tuvo un crecimiento de 5,7% en comparación con el valor establecido para 2023.
En cifras absolutas, 16,2 millones de personas estaban dentro de esta categorización en 2024, que si se compara con 2023, hay una reducción de 1,2 millones de personas. En el comparativo poblacional, 31,8% de los colombianos se encontraba en condición de pobreza monetaria, una reducción de 2,8 puntos porcentuales.
Si un hogar compuesto por cuatro personas tuvo un ingreso mensual menor a $1.840.792 estaba en condición de pobreza monetaria. Al contrastar con el salario mínimo de 2024, que era de $1.462.000 incluyendo el subsidio de transporte, quiere decir que para un hogar el mínimo no era suficiente para no estar en la línea de pobreza.
Esta reducción es importante, pero es parte de una tendencia regional que varía de un país a otro, el verdadero problema es que los problemas estructurales que causan que en Colombia 3 de cada 10 personas vivan en pobreza se debe a la inseguridad que genera violencia en una buena parte del territorio.
Es cierto que casi todos los fundamentales económicos van bien, pero de nada valen buenas cifras en lo macro si la incertidumbre política y de orden público expulsan las nuevas inversiones. Una meta debería ser bajar la pobreza a niveles de 20% al llegar a 2030, para eso se necesita un verdadero plan.
Al menos, al final de este año, el ritmo con que camina en los mercados la inteligencia artificial es lento lo que genera muchas expectativas frente al impacto en la economía global
La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico mejoró sus perspectivas para algunas de las principales economías e incluyó a Colombia en el listado
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