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EDITORIAL

¿Una planta para producir las vacunas?

lunes, 26 de abril de 2021

La trama del covid, por ahora, ha tenido tres etapas: contagio y muerte; sanidad e investigación; y negociación y vacunación, cada una con aciertos y lunares

Editorial

El manejo de la pandemia ha pasado de calificarse como exitoso dependiendo de las etapas de desarrollo. La primera, en toda esta trama del coronavirus, es la que tiene que ver con la génesis de aparición, contagios, muerte y desolación; el éxito durante este momento lo determinaba la capacidad de los gobiernos de sensibilizar sobre el novísimo problema, el diseño de políticas públicas y, sobre todo, poder hacer prospectiva de lo que se venía para sus sociedades. Hubo países, como los asiáticos, que ya habían pasado por estas situaciones recientemente, que supieron manejar los contagios y la mutación del virus y en pocos meses sus ciudades estaban estrictamente aisladas y monitoreadas por redes celulares. Muchos países de América Latina, más folclóricos e incrédulos sobre la crítica situación, no han pasado de esta primera etapa mientras otras regiones del mundo ya cantan victoria. La segunda etapa puede tener un origen en los laboratorios de las grandes farmacéuticas y en los sistemas de sanidad de cada país. Con el pánico desencadenado en la primera fase, la red médica, hospitalaria, las UCI, etc., se pusieron a prueba y se desnudó qué sociedades contaban con mejor estructura que otras; la solidaridad y conciencia afloró y las escenas de muertes masivas en las calles poco se vieron; lo que sí brilló en el grueso de los países fue el diseño de tratamientos y la investigación en su industria farmacéutica, pues casi todo los países son gregarios en esta materia y tuvieron que resignarse a que el desarrollo y hallazgo de las vacunas fuera solo de un puñado de naciones que destina mucho dinero a la investigación científica en salud y que cuenta con los laboratorios apropiados para ello. Esa etapa de “sanidad y vacunación” puso al descubierto que tener ciencia e investigación sí importa y que quien llegara a las vacunas tendría la gran oportunidad de comercializarlas con unos clientes de primera línea: los gobiernos, acosados por la demanda de sus sociedades. La tercera etapa es la vacuna, la negociación y la misma vacunación. Una vez hallada la solución al problema, el mundo se dividió en dos: productores y compradores. Y la calificación de “exitoso” volvió a cambiar; se pudo dar resultados en la contención, la red sanitaria y la concientización de las personas, pero no se llegó en condiciones a la negociación, pues las destrezas son otras. Los médicos son buenos para contener, curar e investigar, pero no para negociar. Lo que se ve en estos momentos es que los países con multinacionales farmacéuticas simplemente compraron más dosis de la vacuna de las que necesitaban para poder tener capacidad de negación con los países gregarios y Estados Unidos, Israel, China, Alemania, Suiza, Rusia y Gran Bretaña, simplemente se sentaron en posiciones más cómodas y ya pueden cantar victoria.

Pero la conclusión de toda esta trama está lejos de llegar y es el momento para que los actores económicos del país, liderados por los gremios y el Gobierno Nacional, se sienten y analicen si Colombia debe tener laboratorios de élite para producir vacunas o al menos aloja alguna multinacional con esa capacidad. Para ello, hay que negociar, tal como lo está haciendo Argentina, México o Cuba; convertirse en productores de una vacuna que se va a necesitar más con el paso de los años o por lo menos que, cuando llegue una nueva pandemia, hayamos aprendido.

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