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Indicadores macro no son los mejores y emergen como alertas naranja de lo que puede suceder entre enero y marzo
A solo una quincena de terminar el año y mirando las condiciones económicas del agridulce cierre de este 2015, no queda un consejo diferente -en términos de economía de bolsillo- que animar a que se haga un consumo responsable. Los indicadores macro o los llamados fundamentales no son los mejores y emergen como alertas naranja de lo que puede suceder entre el próximo enero y marzo: la inflación al terminar el año estará alrededor de 6,6%; el precio del barril de petróleo WTI (que es el que nos importa) bajará de los US$40; el dólar bailará entre cifras históricas de $3.300; el desempleo con tendencia a subir coqueteará con los dos dígitos y el crecimiento de la economía registrará una cifra de alrededor de 3%, mala para el país, pero buena si se compara con el entorno regional y en las economías emergentes.
Pero es el costo del dinero al que hay que ponerle mucho cuidado. Las tasas están subiendo como una forma efectiva de hacerle frente a la creciente inflación. La tasa de interés que el Banco de la República le cobra a los bancos ya está en 5,5% y seguramente en dos o tres reuniones del Emisor puede superar 6%. La tasa de usura que se impone cada tres meses como una manera de ponerle un tope a los préstamos está muy cerca de 30%, una cifra bastante alta que es la que utilizan las tarjetas de crédito para cobrar los consumos a diferido. Pagar cualquier consumo con tarjeta de crédito, más si es una compra por internet o en el exterior, sale muy costoso dadas las tasas vigentes. Es cierto que diciembre es diciembre y que los regalos de fin de año o las vacaciones no se pueden aplazar, pero no sobra llamar a la cordura porque el primer trimestre del año nuevo llega con la acostumbrada cuesta de enero que representan los gastos educativos.
Hay muchos sectores económicos a los que les va bastante bien. Por ejemplo, las exportaciones que están produciendo en pesos y vendiendo en dólares, esa situación no siempre va a ser así y llegará un tiempo de estabilización de la moneda, por lo tanto la creación de fondos y de inversiones diversificadas es el mejor consejo. Los cafeteros, bananeros y floricultores están viviendo los días más gloriosos de su historia con una tasa de devaluación del peso cercana a 40%. Esas vacas gordas hay que identificarlas, para ahorrar o invertir. Otro sector que también pasa por un buen momento es la producción nacional de alimentos, las materias primas, el turismo y uno que otro textil. Dada la tasa de cambio tan mala para hacer compras en el exterior, los productos nacionales recobran importancia. El consumo de lo nacional y la sustitución de importaciones -no precisamente como una política pública bien diseñada, sino por factores del mercado- gana terreno en la economía. Es un momento de mucho control en el gasto y revisión con lupa de los consumos en dólares.
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