“Todo mal, todo mal, todo mal”

El Gobierno Nacional no ha querido hacer caso en presentarle al país económico un plan de reactivación económica, muy a pesar de que es consciente de que las cosas van muy mal en materia de crecimiento, y si el PIB no repunta, no aumenta el recaudo, ni la generación de empleo.

Es como si de verdad existiera una apuesta decidida por el decrecimiento o que, como dicta algún grafiti, que el “caos nunca muera”.

La Federación Nacional de Comerciantes, Fenalco, presentó su más reciente Bitácora Económica, con las cifras de febrero del año en curso. El balance es muy negativo, si se tiene en cuenta que 84% de los asociados denuncia que sus volúmenes de ventas fueron iguales o inferiores en comparación con el mismo mes de 2023; aunque siente que se está superando el problema por la escasez de mercancías, además de la caída de la inflación, están sumidos en la incertidumbre por la baja demanda y el aumento de la inseguridad.

No hay mejor indicador de la economía local que las ventas del comercio, pues es un termómetro trifásico, de tres entradas, la del consumidor que compra, el empresario que produce y el comerciante que vende.

Dice el documento de Fenalco que es un “pésimo balance frente al registrado en los últimos tres meses y el peor febrero desde 2017. Esperamos que desde el segundo trimestre las condiciones de acceso a crédito sean más amigables para los colombianos (...) En este siglo solo en dos febreros se ha registrado variación negativa en ventas según el Dane; el actual se suma al de 2009”.

Es inocultable la caída en ventas de bienes durables y semidurables, por ejemplo, computadores, muebles, electrodomésticos, textiles, vestuario, cuero y calzado, muchos artículos importados, pero otros producidos en el mercado local, lo que refleja el mal momento de la economía, que si se mira el termómetro del sector productivo, ajusta casi un año en rojo.

A los malos datos del comercio se suma que el sector de vivienda sigue sin levantar cabeza tras la contracción del año pasado y continúa acumulando caídas en el comienzo de 2024. El sistema de información de Camacol, muestra que se vendieron 20.285 viviendas en los primeros dos meses del año, lo que representa una contracción de 24,5% frente al primer bimestre de 2023. La vivienda de interés social acumuló 20 meses consecutivos de caídas, mientras que las iniciaciones completaron 12 meses seguidos de variaciones negativas.

A los constructores les preocupa la persistencia de las caídas en los indicadores comerciales, registran variaciones negativas pronunciadas, a pesar de que la comparación es con 2023, que fue un año malo en términos comerciales, de por sí, un pésimo referente.

Al excluir el papel del Estado en la economía, el país no le ha hecho el quite a la recesión y menos aún a la desaceleración; hay dos trimestres seguidos en rojo desde hace rato. El 0,6% de la variación anual del PIB de 2023; 0,3% del tercer trimestre y el ISE de 0,1% para diciembre es un crecimiento casi nulo que se empieza a notar en el recaudo tributario del pasado enero.

La Dian lo corrobora con un recaudo tributario del primer mes del año de US$30,6 billones, un crecimiento de 4,8% versus enero de 2023, cuando fue de $29,3 billones. En economía no hay razones para parafrasear al Pibe Valderrama, con su “todo bien, todo bien, todo bien”, es justamente contrario.