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En poco más de cuatro meses llegarán a los ministerios nuevos jefes, debe haber especial cuidado con dos carteras: agro y Hacienda, pues la inflación va para dos dígitos
El conflicto en Ucrania, los precios de los combustibles y las protestas en el sector rural de varios países europeos, están obligando a que el Viejo Continente empiece a hablar de inflación de dos dígitos para 2022, que ya vio pasar su primer trimestre. Cuando se desagrega el dato de inflación de la Unión Europea, pasa lo mismo que en Colombia, el precio de los alimentos es el que más incide y está hace rato por encima de los dos dígitos, incluso más alto que el índice de precio local, que es de 23%. La diferencia es que aquí, el precio de los insumos agropecuarios contribuye mucho a la inflación de alimentos, mientras que al otro lado del Atlántico tiene que ver más con los costos del transporte y de la mano de obra.
Desde el pasado noviembre, la inflación se disparó casi punto y medio, y en febrero (último dato a la mano) alcanza 8,01%, una de las cifras más altas desde que la Constitución le ordenó a los codirectores del Banco de la República que mantengan el poder adquisitivo de los colombianos. Lo que más asusta de esta cabalgata de precios altos es el incremento de los alimentos cercano a 24%, cifra que no se veía desde hace un par de décadas. Mal de muchos, resignación de tontos, reza el adagio popular, por lo que no sobra recordar que la inflación en Estados Unidos es la más alta en 40 años y que la del Viejo Continente, la mayor en 30 años.
Quizá ese no sea el problema mayor, pues las alzas salariales han amortiguado los precios caros, pero se han absorbido dichos incrementos; el verdadero problema es que las autoridades económicas se aferran a que es un tema transitorio, sin mirar en detalle lo que dicen las externalidades. Martin Wolf, el analista del Financial Times, plantea que la inflación es un tema importante que puede provocar impactos muy negativos. “Mi presunción es que bajará, pero ni tan rápido ni de forma tan completa como los bancos centrales quisieran y, por tanto, sobre todo en Estados Unidos, habrá un endurecimiento de la política monetaria y eso nos conducirá a una desaceleración de la economía mundial. Será bastante doloroso y las consecuencias, casi seguro, se extenderán a 2023 y más allá”.
En poco más de 120 días que le restan a la administración Duque, pocas acciones de largo plazo se pueden tomar para volverle a cortar la cabeza a la inflación. La tarea de lidiar con las cadenas de suministro, la oferta de algunos productos básicos y los altos costos de los combustibles, le corresponderá al nuevo gobierno que deberá tener especial cuidado en la receta económica que tenga en mente. Casi que hay que pedir un consenso para el manejo de la economía y la producción de alimentos, pues el país no aguantará alguna idea loca como acabar con la producción de petróleo para remplazar las exportaciones con aguacate hass.
Serán clave los perfiles de los nuevos ministros de Agro y Hacienda para los próximos cuatro años, en especial su hoja de ruta, pues la inflación de dos dígitos está a la vuelta de la esquina y los actuales codirectores del Emisor no han hecho más que subir las tasas, lo que comprometerá indudablemente el crecimiento para este año. Y más que el perfil y sus dimensiones en el hacer y el ser, la capacidad ejecutiva que tengan será determinante para la salud económica de los años venideros.
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