Realidad económica en las dos fronteras

Aunque sin duda la situación de la frontera con Venezuela tiene unas características especiales que produce todo tipo de sentimientos entre los colombianos y deben ser objeto de la más alta capacidad de manejo por parte del Gobierno, lo que está ocurriendo en la otra frontera, con Ecuador, también merece la máxima atención pero tiene un impacto que hasta ahora se reduce al manejo de problemas económicos y comerciales.

Reflexiones básicas sobre ambos problemas permiten hacer muchas conjeturas acerca de lo que ocurrirá en el futuro de corto plazo, pero hay dos puntos en los que se debe tener claridad total. Uno es que lo que está ocurriendo frente al régimen de Maduro en Venezuela no tiene nada que ver con lo que acontece en el sur y no hay indicios para creer que los dos gobiernos tienen una acción coordinada en contra de los intereses colombianos, así entre ambos exista un acercamiento ideológico evidente.

Ahora bien, el punto común de los problemas fronterizos que enfrenta nuestro país tiene que ver con los flujos comerciales, asunto que no es consecuencia en momento alguno con una decisión colombiana, sino subproducto del manejo que tanto Venezuela como Ecuador le dan a su modelo económico, sustentando en la intervención del Estado en sus asuntos. Esto libera a nuestro país de cualquier responsabilidad, contrario a lo que se ha querido mostrar que supuestamente atribuye a la existencia de amenazas para la prosperidad económica de ambos vecinos como resultado del manejo colombiano. Nada puede ser más erróneo.

La realidad es otra. Además de las claras diferencias políticas entre Colombia y los gobiernos de Maduro y Correa, hay también una profunda divergencia en el manejo de sus economías. Aquí se sigue un esquema de libre mercado y el Estado solo juega un papel de regulación, no de intervención. Caso contrario a lo que ocurre en Venezuela, donde el régimen Chávez-Maduro ha implantado desde hace más de una década un modelo intervencionista incluyendo controles y subsidios a bienes y servicios de primera necesidad. Esa diferencia de precios es la razón por la cual llegan mercancías a Colombia por los canales no institucionales que es una competencia desleal.

Frente a lo que pasa con Ecuador, la explicación también es clara. La devaluación del peso colombiano frente al dólar, como le ha ocurrido a otros países debido a la fortaleza de la moneda estadounidense y a la caída de los precios del petróleo, ha hecho que las mercancías nacionales ganen competitividad en Ecuador que adoptó hace unos años al dólar como su medio de pago. En esos términos, el enemigo no es la producción colombiana sino el modelo monetario interno sobre el cual Ecuador no tiene control alguno, sino que es potestad de la Reserva Federal.