¿Oportunidades en la guerra de los aranceles?

En menos de 30 días un amplio portafolio de productos importados de China tendrá que pagar un nuevo arancel de 10% al entrar a Estados Unidos. La decisión hace parte de las muchas batallas enmarcadas en la guerra comercial entre las dos economías más potentes del mundo. Esta vez, el impuesto se aplicará a un conjunto de exportaciones chinas por un valor de US$300.000 millones, desde el próximo 1 de septiembre. La escalada en la guerra comercial tuvo eco inmediato en los mercados y la respuesta de Beijing no se hizo esperar al anunciar que no cederá terreno ante la presión de Estados Unidos. “Si Estados Unidos aprueba estos aranceles, China adoptará las medidas necesarias para proteger los intereses fundamentales del país”, dijo el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Hua Chunying, al tiempo que agregó que “no aceptaremos ninguna presión, intimidación o chantaje. En lo que respecta a las cuestiones de principios fundamentales, no cederemos ni un ápice”. Exigió que Estados Unidos “renuncie a sus quimeras” y retome la buena senda de las negociaciones basadas en el respeto mutuo y la igualdad. Los analistas del comercio mundial y quienes siguen en detalle el conflicto creen que “entre las posibles medidas de represalia por parte de China podrían incluir aranceles, una prohibición a la exportación de tierras raras que se utilizan en todo, desde equipos militares hasta productos electrónicos de consumo, y sanciones contra empresas estadounidenses en China”. Ante este “tire y afloje” comercial se teme que China reaccione aplicando aranceles al petróleo y a los aviones estadounidenses que lleven a escalar el conflicto y genere una suerte de Guerra Fría entre los dos países que a su vez obligue a otras economías a tomar partido so pena de correr la misma suerte de sanciones. No se puede olvidar que China es el mayor socio comercial de Brasil, Chile y Perú, mientras que para Colombia y México, el país asiático está en segundo renglón comercial.
Otro gran problema que se cierne en el panorama es que la escalada comercial trascienda lo meramente arancelario para pasar a las sanciones a las grandes corporaciones de los dos países. No puede pasar desapercibido que Estados Unidos ya le hizo el primer ataque a Huawei, el gigante de teléfonos celulares que fue sancionado y acosado en el mercado americano ocasionándole millonarias pérdidas. En reacción, para proteger a sus empresas, China tiene una lista de entidades que han perjudicado los intereses chinos, entre ellas FedEx, que está siendo investigado al lado de pequeñas firmas financieras que se hicieron millonarias vendiendo servicios del sistema financiero en varios países emergentes. Está claro que mientras la guerra esté abierta entre los dos países, los exportadores colombianos deben estar atentos a las acciones. Hace un par de meses, de las 5.745 partidas arancelarias a las que Estados Unidos subió los aranceles de 10% a 25%, Colombia venía exportando en 740 a ese país, una situación que planteándola bien puede representar beneficios para la balanza comercial. A estas casi 6.000 partidas arancelarias se sumarán las de esta semana, para llegar casi a las 7.000, lo que representa oportunidades comerciales no solo para Colombia sino para la Alianza del Pacífico. Esta guerra no pinta bien y no beneficia a nadie.