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EDITORIAL

Más despacio con la ‘trama Maduro’

viernes, 31 de mayo de 2013
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Colombia siempre ha sido un distractor de la política venezolana y nuevamente no podemos dejarnos llevar por las pasiones

Colombia siempre ha sido un distractor de la política venezolana y nuevamente no podemos dejarnos llevar por las pasiones
 
¿Golfo de Coquivacoa o golfo de Venezuela? ¿Persecuciones en frío o en caliente? ¿Contrabando de ganado o de gasolina? ¿Guarida de guerrilleros o cooperación binacional? ¿Alca o Alba? ¿Béisbol o fútbol? Son tantas las polémicas y conflictos que ha tenido Colombia con Venezuela, que no dudaría cualquier canciller, ministro o presidente de alguno de los dos países en poner barreras en los asuntos y desatar un conflicto regional de peligrosas dimensiones. Muchos hechos de la historia nos separan al igual que las visiones de muchos líderes de ambos países, tal como la ciencia pretende separar a dos hermanos siameses. Pero son más las cosas que nos unen; somos países complementarios que a pesar de las diferencias siempre hemos permanecido cooperantes. No en vano hay más de cinco millones de colombianos en territorio venezolano y en poco menos de 24 meses el comercio binacional se recuperó y ya ronda los US$3.000 millones.
 
El comercio no puede ser un chantaje, pero debemos ser conscientes de que es una forma de vida para cientos de empresarios y miles de personas en las frontera. Es muy fácil decir que los venezolanos son mala paga y demeritar el intercambio comercial desde Bogotá sin medir las consecuencias para los directamente afectados. No podemos desconocer desde nuestro centralismo que Venezuela es muy importante para Colombia no solo en materia económica, sino política, el paralelo de la paz pasa por Caracas, gústenos o no. Además de la importancia de la economía y la política está el tema social, desde Venezuela se envían muchas remesas al interior del país de más de cinco millones de colombianos que se radicaron en ese país hace varias décadas.
 
Por todo esto hay que ir despacio con la nueva ‘trama Maduro’, el primer episodio desde que es presidente. ‘Vístame despacio que voy de prisa’ reza un adagio popular que bien se puede aplicar en esta situación. Colombia acaba de ser invitado a la Ocde y ha emprendido unos diálogos de paz históricos, no podemos dejar que una escaramuza apasionada, inoportuna y ligera distraiga el camino de desarrollo que ha emprendido Colombia. El gobierno israelí se enfurece cuando otro país aparentemente amigo acepta la visita de los palestino; lo mismo hace el gobierno chino cuando los países occidentales le dan un trato diplomático al Dalai Lama. Es entendible la postura del gobierno chavista y debemos aceptar que ‘tal vez’ hubo ligereza diplomática desde Bogotá. Para todos es conocido que el candidato perdedor de las pasadas elecciones en Venezuela no ha reconocido al Presidente en ejercicio. Lo que menos podemos hacer ahora es meternos en sus disputas políticas internas. Y sabrá el Gobierno de Santos salir de este enredo que en nada nos beneficia. 
 

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