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Un mes antes de terminar el año, el recaudo ha logrado superar 100% de la meta para 12 meses desmitificando la idea de que en Colombia hay bajo recaudo, ojalá sea el comienzo del cambio
Desde que Colombia entró en el “club de las buenas prácticas” de las 40 economías más modernas del planeta, siempre ha salido mal librado cuando se compara el recaudo tributario entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, Ocde. El termómetro se elabora con base en el Producto Interno Bruto, pues una economía del tamaño de la colombiana debería recaudar entre 8% y 10% de un monto cercano a los US$300.000 millones, es decir, unos US$30.000 millones en impuestos, siete veces el monto de una reforma tributaria anual. Con respecto al PIB, las empresas tributan alrededor de 5% del PIB, frente a 3,4% en la región y 3% del PIB en la Ocde.
Las cifras cambian radicalmente cuando de personas naturales se trata, pues solo aportan 1,3% del PIB. En el universo Ocde la gente común y corriente paga 25% y 10% en el vecindario. La alta informalidad permite que solo 5% de los asalariados tributen sobre la renta personal, como consecuencia de la escasa base tributaria y las exenciones. Es un diagnóstico complejo para las conductores de la economía, pero un reto para el diseño de los impuestos y su progresividad.
No obstante y en hora buena las cosas están cambiando a golpe de frecuencia, quiere decir esto que de tanto hablar de reformas tributarias y de quienes pagan, se ha ido construyendo una cultura de pago al fisco nacional, de tal manera que las metas de recaudo deben actualizarse permanentemente porque se están cumpliendo, no solo porque se están acabando las gabelas derivadas de los lobbies políticos en el pago de impuestos, sino porque hay más consciencia en la contribución a políticas públicas de claro beneficio social. Puede afirmarse sin temor a equivocarse que los colombianos tiene cada vez más responsabilidad tributaria y que hay mayor racionalidad a la hora de buscar elusiones tributarias, exenciones y demás gabelas de abogados y contadores. Claro que el Estatuto Tributario sigue siendo un dolor de cabeza para las empresas por su densidad y abigarramiento, todo un reto por resolver, pues cada vez hay más empresas y personas naturales que han cambiado de posición frente a los impuestos y su necesidad para sacar adelante el país. Si miramos las cifras de tributación a octubre pasado veremos que entre enero y el décimo mes del año, se llegó a un recaudo bruto de $192 billones, un incremento de 35% frente al mismo periodo de 2021.
Para la Dian, esto representa un cumplimiento de la meta de 108,4%. De acuerdo con el reporte al 31 de octubre, 74,3% del recaudo estuvo representado por la retención en la fuente a título de renta, con una participación de 33,75%, el impuesto sobre las ventas, con 19,94% y los tributos aduaneros con 20,61% de participación. Un dato interesante es que solo en octubre, el recaudo bruto sumó $14,97 billones, lo que representa una variación positiva de 29,4% en relación con el mismo mes de 2021. Los tres tributos que tuvieron mayor participación en el décimo mes del año fueron la Retención en la fuente a título de Renta con 45,99%, tributos aduaneros con 31,22% de participación, y Gravamen a los Movimientos Financieros con 6,74%. Con base en estos número se puede lanzar la hipótesis de que los buenos pagas de impuestos están evitando nuevas reformas tributarias.
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