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EDITORIAL

La realidad de la semana laboral de 42 horas

martes, 22 de noviembre de 2022

El año nuevo viene cargado de festivos, 20 en total, sin contar con las vacaciones, de facto, poco a poco Colombia entra de lleno en la semana laboral de 42 horas, tal como se espera

Editorial

Una noticia que no puede pasar desapercibida en las cuentas del año nuevo, 2023, es que la jornada laboral legal de 48 horas semanales se reducirá en una hora; así sucederá cada año que viene hasta bajar a 42, cifra estimada para hacerse efectiva en 2026. La idea es bajar la intensidad laboral semanal sin disminuir el salario mensual, ni mucho menos afectar los derechos adquiridos y garantías de los trabajadores, todo con el objetivo de sincronizar el país con las tendencias mundiales de menos trabajo, igual salario, calidad de vida e incluso reducir las horas de trabajo diario.

Es toda una revolución que obliga a los gremios de la producción, las centrales obreras y al Ministerio de Trabajo a empezar a abordar esos temas fundamentales para las reformas laboral y pensional en ciernes que se discutirán desde el próximo febrero cuando se citen a horas extras del Congreso. Varias preguntas para abrir un gran debate pendiente: ¿la menor jornada laboral semanal afectará la edad de pensión? ¿cambiará el concepto de horas extras y trabajos dominicales? ¿seguirán rigiendo las 1.300 semanas para acceder a la pensión con 57 o 62 años cumplidos, mujeres y hombres respectivamente? ¿se rediseñará el período de vacaciones de los empleados?

Son muchos los temas conexos que deberán analizarse de cara a las nuevas tendencias laborales globales, que cambiaron desde la pandemia con el trabajo en casa, teletrabajo o trabajo por horas, definiciones y normativas que el Ministerio de Trabajo no ha actualizado aún y que son determinantes para los más jóvenes, esas nuevas generaciones que no cuentan con los mismos anhelos o compromisos a la hora de emplearse. Los millennials más jóvenes (1995 para acá), los centennials (nacidos después de 2000) no solo consideran el tema de la remuneración, la capacitación, ni el proyecto de carrera en una empresa como argumentos definitivos para emplearse, para estos jóvenes de entre 23 a casi 30 años lo más importante es el tiempo por fuera de su jornada laboral, las experiencias con otros mercados, la exploración de otras culturas, más regiones y países y la inmersión en espacios digitales o virtuales en los que el teletrabajo abrió un mundo laboral aún insondable. No es chistoso ni vergonzante que Colombia tenga 20 festivos en el año que viene, ni que esté rebajando la jornada laboral semanal; esta realidad puede ser la gran revolución para que el mercado laboral nacional sea atractivo para los más jóvenes y los nuevos profesionales.

Poco trabajo (o más eficiente y productivo, si se quiere) y mejor remunerado (salario mínimo de US$300) pueden ser los pilares fundamentales para que más jóvenes coticen a sus pensiones desde ahora y que esa bomba pensional, a la que tanto le temen las viejas generaciones (baby boomers y generación X), se vaya desactivando, pues de lo contrario es muy probable que en las próximas décadas haya más pensionados que aportantes. Y lo más preocupante es que los más viejos ya ahorraron, pero no saben qué va a pasar con ese dinero que sacan de su quincena: si se volverá dinero público o se respetará como ahorro individual. La gran revolución que se debe dar en Colombia tiene que ver con eso: más incentivos para que los jóvenes coticen a pensiones, menor jornada laboral, más capacitación, y por ende, mejores salarios.

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