La lucha contra la inflación de dos dígitos

La próxima semana la Junta Directiva del Banco de la República se vuelve a reunir para revisar las tasas de interés y no hay muchos motivos para dejarlas estables, pues subirlas es la única herramienta que siempre tiene a la mano -y que conocen a la perfección- para atajar una variación de precios al alza. De la misma manera, la semana siguiente, la primera de mayo, se sabrá el dato de inflación de abril que llega con Semana Santa incluida, tampoco hay motivos para esperar una reducción y mucho menos una morigeración de los precios. Hacer mercado se ha convertido en un choque con la realidad del alto costo de vida en todos los países y Colombia no es la excepción, en donde todos los productos de la canasta familiar experimentan precios más altos en torno a 15% en promedio y las familias sienten que los salarios ya no alcanzan para tanto.

El economista colombiano, Carlos Felipe Jaramillo, hoy vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, ha escrito sobre el tema mostrando las consecuencias de esta situación que aqueja a la región. “Es preocupante el impacto negativo sobre los hogares más pobres y vulnerables ubicados en áreas urbanas, que dedican un porcentaje grande de su ingreso total a adquirir alimentos y otros recursos básicos.

Ellos son los que más sufren los efectos de la escalada de precios. La inflación en otros bienes y servicios, como aquellos relacionados con el precio del combustible, también impacta a consumidores de todo el mundo. Estas alzas de los precios también contribuyen a una pérdida importante en el nivel de bienestar a través de mayores costos de transporte. Peor aún, las personas en América Latina y el Caribe ven cómo el precio de los alimentos y los combustibles se dispara, mientras que los salarios en general permanecen por debajo de sus niveles prepandémicos”. Puntualiza que la pobreza, definida como vivir con menos de US$5,5 diarios, aumentó de 24% a 26,5% entre 2019 y 2021, si bien comenzó a descender lentamente en 2022. Ahora, análisis preliminares estiman que los niveles de pobreza permanecerán por encima de 26% en 2022, en lugar de regresar a los niveles prepandémicos. Según este cálculo, aproximadamente 13 millones de personas perderán la oportunidad de ver una mejora en su bienestar. El problema más grave para Colombia puede venir de que “se podría afectar de forma desproporcionada a los pobres urbanos de toda la región, así como a las recientes poblaciones migrantes -incluidas las venezolanas- que siguen teniendo dificultades para subsistir en sus nuevos hogares. La creciente inseguridad alimentaria probablemente empeore la pobreza y la vulnerabilidad económica”.

En tiempos electorales, como los que atraviesa el país, una preocupación adicional es la desigualdad: “los pobres suelen ser los más golpeados por la inflación, mientras que las familias con más recursos tienen varios instrumentos a disposición para evitar lo peor de este impacto. Es por esto que la inflación probablemente agrave la desigualdad. La región ya es la más desigual del mundo. Desafortunadamente, el alza de precios que estamos observando podría exacerbar esta situación”. Debe haber un pacto político de los presidenciables en Colombia para no usar el problema global de altos precios, derivados de la pandemia y de la guerra en Ucrania, para mentir y prometer cosas que no se podrán cumplir en el corto plazo.