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EDITORIAL

La guerra de poder en medio de la basura

jueves, 22 de noviembre de 2012
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¡Pobre Bogotá! Santos le salió al paso al Alcalde Mayor y armó una pelea que nuevamente deja la Capital maltratada

¡Pobre Bogotá! Santos le salió al paso al Alcalde Mayor y armó una pelea que nuevamente deja la Capital maltratada

La Superintendencia de Industria y Comercio nunca antes había sido tan diligente en hacer una visita legal acompañada de Policía y Procuraduría, como la realizada a la Empresa de Acueducto de Bogotá el pasado miércoles en horas de la tarde. Ni el Gobierno Nacional se había dado el lapo político nombrando a un Alto Consejero de dedicación exclusiva para una ciudad, tal como lo hizo con Gina Parody, quien a su vez había perdido las pasadas elecciones con el actual alcalde, Gustavo Petro. Ambas acciones originadas desde la Casa de Nariño están contempladas por la ley y se hayan dentro de su deber de vigilar, controlar y colaborar con las alcaldías y las empresas públicas y privadas. Pero nadie se explica por qué tal arremetida del Ejecutivo en contra de una Alcaldía Mayor desenfocada y perdida en sus labores. Todo un coctel de intereses que está generando una crítica situación de gobernabilidad en la capital de los colombianos.

El Florero de Llorente son las basuras. Un asunto de nunca acabar en Bogotá, y que muere y resucita de vez en cuando poniendo al descubierto los más oscuros y nobles intereses de ricos y pobres, con la ciudadanía de por medio. El caballo de batalla del alcalde Petro son los recicladores y los sindicalistas, mientras que el Gobierno se respalda con las tesis de la economía de mercado, la libre competencia y el rol de los empresarios privados en los servicios públicos; entre tanto las basuras se han convertido en el objeto de deseo de políticos y empresarios: los primeros porque eso da puestos y votos, y los segundos porque recoger y reciclar da dinero.
 
Petro se equivoca al ‘matonear’ a los empresarios que han prestado el servicio durante muchos años y al comparar su modelo propuesto con el que funciona en Medellín. Las Empresas Públicas de Medellín, EPM, son una verdadera institución, no solo local, sino regional y nacional; y el radio de acción de Empresas Varias, que es la entidad que recoge las basuras en la Capital de Antioquia, es muy pequeño. Tengamos en cuenta que sólo Ciudad Kennedy y su entorno es más grande que todos los municipios juntos de la llamada Área Metropolitana de Medellín. El Alcalde Mayor debe ser consciente de que en tres semanas no puede montar la logística de recolectar basuras de una metropoli que supera los nueve millones de personas, y que tarde o temprano pedirá ayuda de empresas expertas.
 
Pero el pecado del Alcalde no es menor que el del Presidente, que pone de interlocutor de la ciudad con el Gobierno al candidato perdedor frente a la actual administración distrital. En pocas palabras entabló un diálogo de sordos que no quieren hacerse la más mínima seña para que Bogotá vaya por buen camino. Menos mal otras ciudades como Medellín, Cali o Barranquilla tienen más claridad institucional.
 

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