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EDITORIAL

Incapacidad para pasar la página de la guerra interna

lunes, 29 de agosto de 2016
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El domingo se silenciaron los fusiles de las Farc, pero más importante fue el debate politiquero y la muerte de un cantante popular.

Colombia es el país de los peros, un país incapaz de hacer que sus líderes políticos avancen en la discusión de los temas verdaderamente fundamentales para el futuro de la sociedad. El pasado domingo, los guerrilleros de las Farc silenciaron sus fusiles y frenaron las acciones en contra de la sociedad civil, luego de 52 años de lucha contra el Estado, pero el suceso fue opacado por las los reparos y peros del vicepresidente Germán Vargas Lleras al acuerdo de La Habana y la muerte del cantante mexicano Juan Gabriel. Claramente, un país que vive más de la politiquería y la música, olvidando la necesaria construcción de una agenda económica cargada de bienestar social y desarrollo que nos lleve a la estatura de un país del primer mundo, sin guerrillas, sin que la delincuencia sea pan de cada día, y sin que el narcotráfico siga definiendo los grandes asuntos.

Los albores del plebiscito del próximo 2 de octubre, que refrendará democráticamente los acuerdos entre el Gobierno Nacional y las Farc, son verdaderamente el punto de partida de la próxima contienda electoral por la Presidencia de la República, de cara al periodo 2018-2022. Un acto prematuro, pues faltan un poco menos de dos años, pero el frenesí político obligará a que los candidatos al partidor construyan sus alianzas con los microempresarios electorales. Pero eso no debería ser así, los temas fundamentales deberían ser los puntos de partida. La guerrilla, el paramilitarismo y el narcotráfico han sido los temas estructurales que han definido las agendas políticas desde hace dos o tres décadas, dejando de lado temas como la infraestructura, la educación, el ambiente, los jóvenes, los niños, las minorías y el sistema de ciudades, solo para citar algunos de los verdaderos asuntos que debería estar debatiendo el país.

Hay una clase dirigente incapaz de llevar los temas estructurales a la discusión pública, aunque no creemos que estemos condenados a hablar siempre de lo mismo: guerrilla, paramilitarismo, bandas criminales y narcotráfico. Si los precandidatos a la Presidencia de la República para la contienda 2018-2022 deben separarse del gobierno actual y abrirse camino con nuevas ideas, ojalá lo hagan por diferencias en la concepción de desarrollo y progreso y no por asuntos de orden público ligados al conflicto que agoniza, que debe ser liquidado, un imperativo para las Fuerzas Militares y de Policía. Está claro que si senadores, ministros y el vicepresidente quieren estar en la otra orilla política de la actual administración, deben empezar a marcar nuevos puntos de vista sobre la educación, la infraestructura y el ambiente. No podemos seguir invocando guerras internas que vuelvan a matar soldados y policías; la clase dirigente política debe pasar la páginas del conflicto, entrar de lleno al posconflicto y proponer nuevas formas de llevar a Colombia a otro nivel de desarrollo económico, político y social.

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