MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
Presidentes del senado y cámara bajo la lupa por supuestos dineros de corrupción, un ministro ante la Corte y unas cuentas de la campaña presidencial en la mira del Consejo
El adagio popular reza que en Colombia todo es urgente, pero nada es importante, un dicho que bien puede ajustarse mejor a las palabras del general de la Segunda Guerra Mundial y expresidente de Estados Unidos, Dwight Eisenhower, a quien se le atribuye haber planteado que “lo que es urgente, casi nunca es importante; y lo que es importante, casi nunca es urgente”.
La espiral política colombiana ha llevado a una coyuntura bastante complicada, pero absurda, pues nunca debieron llegar las cosas hasta este nivel.
Los presidentes del Senado y de la Cámara de Representantes son acusados de haber recibido dinero derivado de la corrupción para agilizar los proyectos de ley que cursan en el Congreso de origen gubernamental; un señalamiento delicado y que debe llegar hasta las últimas consecuencias y, dicho sea de paso, inédito en un país capturado por la política transaccional, en la que los elegidos por voto popular salen millonarios en poco menos de cuatro años.
El segundo episodio es el llamamiento a declarar por la Corte Suprema de Justicia, al jefe del Ministerio del Interior, por la “trama de los carrotanques”. El alto tribunal también citó al exdirector del Departamento para la Presidencia, al director de Inteligencia; a la exconsejera para las Regiones; y al director de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, por posible cohecho y enriquecimiento ilícito contra los presidentes del Senado y Cámara, Iván Name y Andrés Calle, constantemente mencionados por testigos de las autoridades como beneficiarios directos de sobornos.
La Corte está adelantando, al mismo tiempo, una inspección judicial en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres para pedir información relacionada a los sobrecostos para comprar los vehículos. Y como si esto fuera poco, magistrados del Consejo Nacional Electoral radicaron oficialmente la ponencia de formulación, imputación y formulación de cargos contra la campaña presidencial de Gustavo Petro, otro hecho que se suma a la caótica situación política nacional.
Todo un agite innecesario si los líderes actuales trabajaran desde una óptica menos individualista y mucho más movidos por el bien común y con la idea tácita de que Colombia necesita reducir la pobreza y disminuir las precariedades.
Claro está que a todos los colombianos les debe importar si las cabezas del Congreso recibieron o no dinero para manipular su trabajo legislativo; o si el escándalo de los carrotanques tiene más responsables de alto nivel al interior del Gobierno, y mucho más. Si la campaña presidencial de la actual administración central no respetó los topes de financiación, es válido que el país esté sumido en tamaña incertidumbre; pero todo eso es innecesario si las personas elegidas popularmente fueran las idóneas, que éticamente fueran probas, que las moviera el verdadero sentido de servicio, mas no de enriquecimiento.
Los verdaderos problemas urgentes del país están parqueados, sin soluciones a la vista, la pobreza sigue sometiendo a unos 17 millones de colombianos y el subdesarrollo es elocuente en el grueso de los 1.105 municipios del país.
Puede sonar a tapen, tapen, plantear que es un innecesario agite político, pero no. Si la clase política no estuviera movida por el ánimo de lucro, las negociaciones, la burocracia y las prebendas públicas, el país ya habría entrado en el grupo de los desarrollados, fase que tendrá que esperar hasta cuando lleguen las nuevas generaciones.
Trump, aprobación de los ETF, tasas de interés, cambios en la SEC y nuevas reglas explican una subida sin precedentes de la criptomoneda, a la que aún le falta mucho camino por recorrer
La salida de Ricardo Bonilla del ministerio de Hacienda marca uno de los momentos más difíciles de las finanzas estatales en la historia reciente, es clave recuperar la senda
Liberados los eventuales cisnes negros para el nuevo año, es el estallido del dólar el que más llama la atención en la anunciada guerra de aranceles que ha prometido Donald Trump