El empresario presidente hace su primer presupuesto

Hasta ahora, el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es la historia viva del éxito empresarial y político en la Norteamérica del siglo XXI. Durante sus casi 100 días al frente de la Casa Blanca ha marcado mucha diferencia con sus antecesores, especialmente en lo que tiene que ver con sus promesas: lo que ha dicho lo ha hecho o la realidad le ha hecho cambiar sus  planes sin salirse mucho del libreto trazado en la campaña electoral. De momento, ha enfrentado una guerra sin cuartel en contra de las instituciones mediáticas que se oponen a su fuerte personalidad desde sus épocas de candidato y que han arreciado ahora como presidente. Como es un hombre de medios, les aplica a las cadenas de televisión, portales y periódicos la misma medicina de “mensajes envenenados” que rebotan y lo hacen más fuerte, al punto que recoge cada vez más adeptos a su forma de gobernar y de hacer política. Los empresarios y las grandes corporaciones estadounidenses simplemente han estado silentes esperando que el tiempo pase y que las semanas, los meses y los años les muestren quién tiene la razón, pero se alejan de cualquier forma de enfrentamiento con el hombre más poderoso del mundo; un personaje que viene del mundo mediático, pero en particular es un empresario muy exitoso. La hora de la verdad era la presentación de la ley de presupuesto para el próximo año, en la que no hubo sorpresas pues acentuó la espina dorsal de su mandato en una suerte de “América primero”. El pensamiento económico “trumpista” empieza a mostrar sus dientes, disparó el gasto militar a costa de los demás sectores, en una elocuente frase: “se va a gastar menos dólares en la gente de fuera y más en casa”. Dichos planteamientos se ven en grandes recortes a la ayuda a programas en el exterior y reducciones en las populares políticas medioambientales, en beneficio de la seguridad interna y la formación de nuevos empleos. Hay un aumento en los rubros que han hecho a Estados Unidos una gran nación: la defensa pasó de US$521.000 millones para este año a US$574.000 millones para 2018, un crecimiento de 10%; la seguridad nacional (que es casi lo mismo) de US$41.000 millones a US$44.000 millones, con crecimiento de 7%, y el gasto en programas para veteranos de guerra creció de US$74.000 millones a US$79.000 millones, más de 6%. Y a los programas de desarrollo y a la Agencia del Medio Ambiente se les recortó recursos en torno a 30%; todo un giro radical que sigue señalando el nuevo camino que ha emprendido Estados Unidos bajo el mandato del empresario presidente. Todas sus promesas de campaña aparecen explícitamente en su presupuesto incluyendo el famoso muro de la discordia para América Latina que busca dar un cordón de seguridad en la frontera sur con México, a los ojos de los estadounidenses, una puerta de entrada de drogas, armas y delincuencia organizada que atenta contra la seguridad nacional. El presupuesto de 2108 es todo un catálogo del nuevo pensamiento económico de Trump.