El cargo por confiabilidad debe funcionar

Las empresas generadoras de energía en Colombia: EPM, Isagen, Enel Emgesa, Celsia, AES, Urrá, Refonergy, Enerfín y Genersa, entre otras, reciben cada mes un pago de los consumidores llamado cargo por confiabilidad, una suerte de fondo que se ha ido construyendo para garantizar el suministro de energía cuando los recursos hídricos escasean, es decir, en estos momentos de coletazos del Fenómeno de El Niño. Fue un mecanismo creado en 2006 por la Comisión de Regulación de Energía y Gas, Creg, basado en la oferta y la demanda que experimenta el mercado eléctrico nacional, para garantizar energía todo el tiempo. En pocas palabras, dicho cargo por confiabilidad es un seguro que evita apagones. Se define en esencia como la “remuneración que se paga a un agente generador por la disponibilidad de activos de generación con las características y parámetros declarados para el cálculo de la máxima energía eléctrica que puede generar una planta”, según lo ha definido la Creg. Antes de que el Ministerio de Minas y Energía o la misma Presidencia de la República utilicen esta situación a su favor e intervengan con fines políticos, es elemental que las mismas generadoras de energía, más aún, las que también tienen comercializadoras, actúen en consonancia, le bajen el voltaje a la situación y no carguen más a los consumidores de nerviosismo sobre altos costos o un servicio interrumpido. Deben ser las grandes compañías, de la talla de EPM, Enel, Isagen y Celsia, las empresas líderes del sector, las que deben salir a calmar las aguas, demostrar que el sistema funciona, que todo está bien, operando y que existen los mecanismos de tranquilidad. El mismo consejo le hubiese funcionado a las EPS o a los fondos de pensiones en su momento, cuando las reformas no se habían presentado al Congreso, eran las empresas líderes en cada uno de esos sectores las llamadas a dar un parte de tranquilidad, de protección del sistema; pues muy a pesar de los lunares, Colombia es un país que ha avanzado en todos los sentidos. Ojalá a los generadores con comercializadoras incluidas en su integración como grupo, no les pase lo de la fábula del “pastorcito mentiroso”, que cuando verdaderamente llegó el lobo al poblado, nadie le creyó. Existe un cargo por confiabilidad que se paga hace casi dos décadas para que el país no sea atemorizado por los estragos de un apagón y es menester de estas empresas salir a dar un parte de tranquilidad, antes de que “llegue el lobo” y dé su versión de los hechos. Existe la combinación de las formas de lucha (o de competencia) en la política y la economía, y no se puede dar papaya para que el sistema eléctrico nacional sea la nueva base a llenar por quienes quieren que el caos nunca muera. Tarifas altas, racionamiento y mal servicio de electricidad, en un mundo interconectado como el que vivimos, pueden ser un caldo de cultivo utilizado para debilitar el modelo económico y echarle la culpa al capitalismo o al libre mercado. Este cargo se estableció hace mucho tiempo para garantizar el suministro de energía, y las generadoras, las empresas de transmisión, las comercializadoras y las distribuidoras, deben aunar esfuerzos para proteger el sistema y su confiablidad; si bien son las generadoras las que manejan dicho seguro contra apagones, son las más indicadas para llevar una vocería de tranquilidad y precios justos.