El año no puede cerrar en limbo pensional

Falta unos 120 días para que el año termine y unos 360 días para que la actual administración nacional abandone la Casa de Nariño, y así, todas sus reformas o iniciativas queden a medio camino, una de ellas es el rediseño del sistema pensional aprobado el año pasado, pero que encontró en la revisión de la Corte Constitucional un gran obstáculo para su puesta en marcha y entrada en vigencia, dejando en stand by un rediseño estructural que compromete a los fondos privados de pensiones; a Colpensiones, que pasa a ser el gran fondo pensional de todos los aportantes; al Banco de la República, que administrará el fondo que contiene las pensiones, y por supuesto, a los millones de colombianos que hoy cotizan para su mesada pensional.

No sobra recordar que la reforma pensional está en revisión de la Corte, tras la aprobación de la Ley 2381 de 2024 que entraba en vigencia el pasado 1° de julio, mientras que el sistema pensional vigente es el que sigue la Ley 100 de 1993. Lo que se convierte en un auténtico limbo pensional que de extenderse en el tiempo amenaza con un desarreglo estructural en varios frentes, por ejemplo, la vigencia de los fondos de pensiones convertidos en Administradoras del Componente Complementario de Ahorro Individual, que manejarán ahorros de quienes superen un cierto umbral de ingresos y cotizarán sobre ese excedente.

También en el rol del Banco Central que recibirá cada mes unos $2 billones desde cuando la ley sea una realidad constitucional y se haya reglamentado, vale la pena recordar también que el derrame del ahorro pensional en la próxima década puede subir a $700 billones; un manejo de inversiones que bien vale la pena apurar. También quedan en el limbo los regímenes de transición inmediatos, es decir, el grupo de hombres y mujeres a quienes no tocaba la reforma, así como los que estaban en el borde, con un pie en la Ley 2381 y otro en Ley 100.

Es un imperativo que la Corte y el Gobierno Nacional hagan lo propio para que el limbo no se extienda y las reglas de juego pensional sean expeditas; quizá sea por un básico principio de finanzas y es que el dinero no se puede quedar quieto, debe moverse para poder obtener las rentabilidades mínimas; tanto las Accai, Colpensiones y el Emisor necesitan de unas claridades mínimas para no ser inferiores a las expectativas de ahorro que le otorgan los cuentahabientes.

Todo parece indicar que la suerte está echada y que habrá un nuevo sistema pensional para todos los colombianos, pero el gran problema es que no se sabe cuándo entrará en vigencia, una fecha clave para que las personas puedan organizar su planeación financiera a largo plazo. No saber qué va a pasar con esta reforma le hace daño a toda la economía colombiana.

Más allá del tira y afloje político en materia pensional y del modelo que se ha decidido adoptar, es mucho más importante la estabilidad jurídica de las pensiones al futuro. Hay un derecho ya adquirido por los aportantes a quienes les impera la transición, pero son muchos más en el borde de dicha transición a quienes el asunto indefinido sí los atormenta.

Es un imperativo que todos los actores en el juego del ahorro pensional apuren el humo blanco para que los trabajadores actúen dentro de un marco jurídico con su planeación del disfrute de su pensión, es la Corte la que debe ser más eficiente en liquidar este limbo.