El impacto del congelamiento que viven los precios de los combustibles en Colombia desde hace un trimestre debe verse reflejado en el Índice de Precios al Consumidor de agosto. Entre julio, agosto y septiembre el precio del galón de gasolina y de Acpm es el mismo y el impacto en las alzas de los bienes y servicios debe verse reflejado de la misma manera, pues no es un gran descubrimiento que el peso de los combustibles es el de mayor proporción entre los costos. Todo esto se da en un contexto internacional de precios altos, pues el barril de petróleo Brent y WTI se encuentra en sus niveles más altos de los últimos meses y con tendencia a seguir subiendo por la situación de tensión política en Siria y Egipto.
Si bien los primeros datos del Índice de Precios al Consumidor, IPC, de agosto que se conocerá en pasado mañana son altos, hay que esperar a las cifras oficiales del Dane. Las cosechas de medio año fueron abundantes en todas las regiones del país y casi todos los mercados regionales tuvieron buen abastecimiento de los productos de la canasta familiar. Por primera vez en varios años, el tiempo de verano se regularizó entre julio y los primeros días septiembre, situación que tiene como consecuencia buenas maduraciones, especialmente de tubérculos, legumbres y frutas. El dato en contra fueron los paros que golpearon fuertemente plazas del suroccidente colombiano como Florencia, Neiva y Popayán, capitales de departamentos que más se han visto golpeadas por el freno a la llegada de productos de otras regiones.
Pero si el precio del combustible no ha sido un factor determinante en el alza de los precios, cómo se pudo ver afectado el bolsillo de los consumidores en el agosto pasado; la respuesta se haya en los brotes de alteración al orden público. El Dane deberá determinar qué pesó más en los precios de los alimentos, si el congelamiento de los combustibles que completa tres meses, o los días de paro que se acentuaron en el suroccidente. Por ahora lo cierto es que las cosas se pueden compensar y que la meta de inflación prevista por el Banco de la República no se salga del rango entre 2% y 4% y llegue a su meta de 3%. Lo más probable es que el IPC de agosto ronde 0,07%, un porcentaje que elevaría el consolidado anual levemente por encima del 2,22%.
Hay que recordar que los últimos meses del años son especialmente inflacionarios por las expectativas de consumo, por el tren de gastos que acarrea el fin de año y por la dinámica que tienen todos los sectores para cumplir sus presupuestos. Una pista que nos lleva a plantear que la inflación no se saldrá de madre es que las tasas de interés del Emisor no se alteraron y continúan en 3,25% con tendencia entre los codirectores a reducirse un poco más.