Colombia la más educada, ¿para cuándo?

Los 350.000 profesores sindicalizados en la Federación Colombiana de Educadores (Fecode) volvieron a la calle para sepultar de una vez por todas la evaluación docente, exigir más aumentos salariales y avanzar en el mejoramiento del sistema de salud; no sin antes dejar sin clases a más de ocho millones de estudiantes de colegios oficiales. Es una historia que se repite cada año y que deja el mismo interrogante: ¿por qué el llamado magisterio en su totalidad no se sienta con el Gobierno Nacional y soluciona al menos por un lustro la situación de la educación secundaria? Es más: ¿cuándo el país logrará ese anhelo de ser bien educado y más competitivo frente a sus pares de las 40 economías más grandes del mundo? Se pasó la administración Santos que había prometido que en 2025, Colombia será el más educado de la región y no se consiguió por varias razones.

La primera es que los profesores puedan evaluarse, porque lo que no se mide no progresa y es un contrasentido que los maestros -reyes de la evaluación de estudiantes- se nieguen a ser calificados. Colombia debe avanzar en calidad y cobertura de la educación, especialmente en el sector público, pues si verdaderamente se quiere mejorar el desempeño y las dimensiones en el ser y el hacer de las nuevas generaciones, se tiene que empezar por mejorar a los profesores. Y si estos maestros se evalúan, estudian y se profesionalizan, sus beneficiarios serán mejores, en el caso de los alumnos, pero quienes más cosecharán frutos serán los mismos maestros, pues una buena calificación y avanzar en el escalafón redundará en mejores salarios. Si hoy se les eleva los salarios como desean, no solo será un aumento para el fisco nacional, sino un error pues la calidad de la educación pública no es la mejor.

En pocas palabras: buenas evaluaciones redundarán en mejores salarios para el magisterio. El tercer punto de reivindicaciones crónicas tiene que ver con mejorar el sistema de salud para los profesores: ¿y para los alumnos? ¿padres de familia? La calidad de la salud debe ser integral para todos los colombianos, en un universo en donde están los profesores, quienes durante años gozaron de privilegios laborales conseguidos por el sindicato de Fecode. Ahora bien, todas sus peticiones, que a su vez son las justificaciones del paro actual, tienen puntos válidos de negociación: evaluaciones, salarios y salud, pero esta coyuntura -en términos económicos y políticos- es de sumo oportunismo, porque el palo no está para hacer cucharas, no solo porque no hay recursos, sino porque si en realidad se tiene conciencia de mejoramiento integral de la educación, se debe hacer un planteamiento a largo plazo, no para que los aspirantes de izquierda a la Casa de Nariño se monten en la necesidades de la educación para hacer campaña. La Colombia del futuro requiere jóvenes competitivos, bien educados y preparados para enfrentar los retos a largo plazo, y para lograrlo se necesita de profesores bien formados, en permanente evaluación, bien remunerados y en condiciones de bienestar óptimas, eso dictan los modelos educativos que hoy son el paradigma como el sueco o el finlandés; a eso se debe llegar con un plan conjunto tripartito: profesores, alumnos y gobiernos, solo a punta de manifestaciones que perjudican a los alumnos no se llegará a ninguna parte y la educación de los colombianos seguirá siendo una de las peores si nos comparamos con los parámetros de las 40 economías con las que vale la pena medirse. Es legal protestar, pero es mejor dar ideas de mejoramiento que beneficie al sector más importante del país: la educación.